Crítica de la película «Sangre y arena» (1922)

Sangre y arena
Sangre y arena, de Fred Niblo, ha de ser una de las películas mudas más tibias de las pocas que he conseguido ver protagonizadas por Rudolph Valentino y, desafortunadamente, sus imágenes nunca alcanzan a cautivarme más allá de la necesidad de alzar una ceja para preguntarme cuándo va a suceder algo de notable envergadura dramática. La presencia de Valentino, ante todo, ofrece sus pequeños momentos como el torero latin lover, pero me temo que su figura se diluye lentamente y toda la tragedia romántica que gira a su alrededor se queda anclada en la rutina aburrida de dar vueltas en la arena del toro sin ninguna sorpresa significativa. En la trama, basada en la novela homónima del novelista español Vicente Blasco Ibáñez, Valentino interpreta a Juan Gallardo, un joven muy pobre que, de la noche a la mañana, se convierte en un matador muy famoso al que le llueven los elogios por la destreza que muestra en las corridas de toros al mantener la lidia frente al toro con el capote y la espada. En una primera parte presenta a Juan como un torero que goza de una gran reputación mientras se rodea de gente pintoresca del pueblo que lo admiran y, también, disfruta del buen matrimonio al lado de su amiga de infancia, la bella y humilde Carmen. En la segunda, es mostrado como un hombre que alcanza la fama y la fortuna como nunca antes, pero que, como si fuera víctima de un mal presagio, sostiene una relación con una viuda rica y seductora que lo hunde en el fango de la miseria moral. Niblo lo encuadra en una puesta en escena algo teatral que es bastante acertada creando la ambientación costumbrista que añade autenticidad a la corrida de toros que es típica del folclore español, sobre todo a través de los decorados y el vestuario, con un trabajo de montaje de Dorothy Arzner que ensambla algunas de las secuencias con imágenes de archivo de corridas de toros filmadas en Madrid y a veces las intercala con primeros planos de Valentino (su edición solidificó su reputación como editora en la Paramount Pictures), además de ocasionalmente emplear la analepsis y la sobreimpresión para comunicar los recuerdos interno-subjetivos de los personajes. Pero particularmente, encuentro que en su estructura hay un ritmo letárgico y hay pocos golpes de efecto que esbocen algo de brío dramático a las acciones de unos personajes anodinos que solo responden a estereotipos manidos para ilustrar un comentario sobre la culpa, la traición y las trampas de la pasión, con algunas subtramas innecesarias que no amplían para nada la narrativa predecible del galán que se deja seducir de la vampiresa muda y luego busca la reconciliación. Fácilmente el resultado fuese el mismo sin personajes como el filósofo que es profeta o el bandido buscado por la policía. No hay química entre Valentino y Nita Naldi. En términos generales, su melodrama mudo ni siquiera funciona con el registro expresivo de Valentino como el torero apasionado que cae en la desdicha, a pesar del carisma que irradia efímeramente los instantes más cutres y atropellados que simbolizan su muerte como la de un toro indomable.

Ficha técnica
Título original: Blood and Sand
Año: 1922
Duración: 1 hr 48 min
País: Estados Unidos
Director: Fred Niblo
Guion: June Mathis
Música: N/A (Muda)
Fotografía: Alvin Wyckoff
Reparto: Rudolph Valentino, Nita Naldi, Lila Lee, Rosa Rosanova,
Calificación: 6/10

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