Viaje a las estrellas: La película, basada en la popular serie de televisión de que apenas duró tres temporadas a finales de los año 60, es una película de Robert Wise en la que, extrañamente, no consigo meterme de lleno en lo que me narra y, por alguna razón, en muchas ocasiones permanezco atrapado durante más de dos horas en una dimensión desconocida en la que no siento ni frío ni calor. Desde luego, no me parece que sea tan pésima como he escuchado en algunos sitios. Su aventura espacial registra, por el lado visual, instantes fugaces de efectos especiales que funcionan como adorno pirotécnico, pero posee una trama atropellada que no va a ninguna parte con la tripulación de personajes mecánicos y la falta de componentes que sean sorpresivos, casi como si fuera un capítulo extendido de la original realizado como excusa por los ejecutivos de la Paramount para seguir esa estela de ciencia ficción que estaba de moda luego del éxito abrumador de
La guerra de las galaxias y de
Encuentros cercanos del tercer tipo. El argumento se sitúa en el año 2270 y sigue al almirante James T. Kirk cuando toma el control a bordo de la nave Enterprise para emprender un viaje por los confines del espacio exterior y neutralizar una extraña nube de energía que se dirige rumbo a la Tierra a toda velocidad, mientras plantea soluciones a los posibles orígenes de la entidad alienígena junto a su equipo (el oficial Spock, el capitán Decker, la consejera Illia, el doctor McCoy, entre otros). El arranque es, a mi parecer, un poco interesante porque se desarrolla a través de la fórmula clásica de la franquicia, en la que los eventos suceden en los interiores de la nave cuando el capitán da las órdenes en la sala de mando y los integrantes demuestran sus respectivas habilidades para resolver los enigmas que trae la misión interestelar en la que se enfrentan a amenazas desconocidas, con alguna que otra parada de exploración por el espacio oscuro rodeado de puntos blancos y de naves construidas a base de maquetas supervisadas por el ojo de Douglas Trumbull. Pero más allá de la media hora empieza a quedar suspendida en una inercia narrativa, en la que frecuentemente tengo la sensación de que los personajes gravitan alrededor de diálogos insustanciales que solo sirven para disimular la larga exposición y la ausencia de desarrollo que los mantiene succionados en la misma rutina donde los conflictos se resuelven dialogando, sin grandes batallas entre naves especiales ni duelos con pistolas de rayos láser, sin ningún tipo de impulso o golpe de efecto detrás de sus acciones más inmediatas. No hay ni siquiera tiempo para conocer adecuadamente a los protagonistas. Solo me alcanza a cautivar, eso sí, el tercer acto en el que los villanos de origen extraterrestre revelan sus propósitos con algunos apuntes filosóficos sobre la existencia humana y los corolarios de la evolución de la inteligencia artificial que remontan a
2001: odisea del espacio. La banda sonora de Jerry Goldsmith logra elevar el clima de misterio de esas secuencia finales. Y los decorados, al menos en las escenas a puertas cerradas, me resultan vistosos. Todo lo demás pasa ante mis retinas a la velocidad de la luz.
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Ficha técnica
Título original: Star Trek: The Motion Picture
Año: 1979
Duración: 2 hr 23 min
País: Estados Unidos
Director: Robert Wise
Guion: Harold Livingstone
Música: Jerry Goldsmith
Fotografía: Richard H. Kline
Reparto: William Shatner, Leonard Nimoy, DeForest Kelley, Persis Khambatta,
Calificación: 6/10
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