Crítica de la película «Un paseo bajo el sol» (1945)

Un paseo bajo el sol
En Un paseo bajo el sol, el director Lewis Milestone sigue las pautas más comunes de los manuales del cine bélico para ilustrar, con cierto realismo, las hazañas de un grupo de soldados que ejecutan una misión en territorio enemigo y, además, edificar el típico comentario patriotero que responde a las alarmas propagandísticas de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, es una cinta bélica que, en mi opinión, carece de sustancia cuando coloca a los soldados de plástico en las mismas trincheras predecibles a la luz del sol, sin ninguna sorpresa significativa que me ayude a levantar el aburrimiento con el que caigo abatido en sus casi dos horas de palabrerías superfluas. Su argumento, adaptado con guion de Robert Rossen de la novela de Harry Brown, sitúa la acción en 1943 y trata sobre un pelotón de soldados norteamericanos que desembarcan en una playa cerca de Salermo, Italia, con el objetivo de traspasar las líneas enemigas para asaltar y destruir a un comando de soldados nazis estacionados estratégicamente en una granja fortificada. En términos estructurales, su narrativa está ensamblada con los mecanismos habituales del género de la beligerancia, donde los soldados caminan respondiendo al llamado del deber por los bosques silenciosos y disparan ocasionalmente a los enemigos invisibles que acechan con ametralladoras, en combates en los que llueven las balas y los caídos son perseguidos por el creciente peligro de los aviones bombarderos en rutina de vigilancia. El problema fundamental, supongo, es que ninguno de los militares que observo tiene espesor psicológico, y todas sus acciones se reducen a conversaciones triviales que, en medio del silencio, buscan desesperadamente los rostros en primer plano para evocar soliloquios poéticos sobre tragedias personales y la deshumanización de la guerra. Nunca me veo asaltado por la supuesta presión a la que se exponen esos estereotipos que están condenados a morir en el frente en medio de las bombas y los tiros. Por momentos tengo la impresión de que sus acciones no van a ninguna parte y, ante todo, las secuencias de combate por las que transitan lucen demasiado impostadas por el presupuesto reducido, como si corrieran a paso lento por un patio para mimetizar un conflicto inexistente. A pesar de todo, rescato algunas de las señas particulares de la estética de Milestone cuando capta la conflagración con la mirada del encuadre móvil de una cámara que siempre está en constante movimiento a través de los travellings laterales, además de emplear de forma certera el fuera de campo para subrayar las preocupaciones más inmediatas de los oficiales que observan el riesgo más allá de las fronteras desconocidas, aunque muchas veces el estatismo de su puesta en escena me parece reciclado en varios planos. Milestone también usa la música extradiegética para acompañar la acción en algunos intervalos muertos con baladas compuestas por Millard Lampell y por Earl Robinson, algunas de las cuales encuentro melodiosas para mis oídos cuando son cantadas por Kenneth Spencer. Todo lo demás pasa ante mis sentidos sin pena ni gloria. Y todavía trato de descifrar cómo semejante bodrio ha sido considerado "cultural, histórica o estéticamente significativo" por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos para ser preservado en el Registro Nacional de Películas.

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Ficha técnica
Título original: A Walk in the Sun
Año: 1945
Duración: 1 hr 57 min
País: Estados Unidos
Director: Lewis Milestone
Guion: Robert Rossen
Música: Freddie Rich, Earl Robinson
Fotografía: Russell Harlan
Reparto: Dana Andrews, Richard Conte, George Tyne, John Ireland, Lloyd Bridges,
Calificación: 5/10


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