Crítica de la película «Pasaje a Marsella» (1944)

Pasaje a Marsella
Mi interés por la filmografía de Michael Curtiz me ha trasladado hasta las imágenes de Pasaje a Marsella, una película con la que no consigo conectar y en muchos de sus pasajes permanezco, dicho sea de paso, en un extraño lapso de abulia que me impide simpatizar por lo que sucede. Según los registros históricos, fue realizada por Warner Bros. con toda la intención de capturar la esencia del éxito de Casablanca (1942), por lo que cuenta con gran parte de su reparto encabezado por Humphrey Bogart, Claude Rains, Peter Lorre y Sidney Greenstreet. Pero me temo que ni siquiera el amplio reparto de actores que comanda Bogart es suficiente para elevar una aventura bélica que naufraga por aguas predecibles al servicio de la propaganda patriótica más obvia. La trama se sitúa en 1940 en pleno apogeo de la Segunda Guerra Mundial y sigue las hazañas de Jean Matrac, un francés que lucha como artillero en las fuerzas aéreas con base en Gran Bretaña, pero que desea regresar junto a su esposa para ser feliz hacia el final de la conflagración. En términos generales, el caso de Matrac, visto desde el punto de vista de un periodista que en 1942 investiga su trayectoria heroica entrevistando a los que lo conocieron, se estructura a través de múltiples escenas retrospectivas que sirven para describir el calvario de los soldados en medio del llamado del deber; donde se muestra a cinco prisioneros siendo rescatados y llevados a bordo de un carguero francés comandado por un capitán honorable; el plan de escape de los cinco fugitivos en la Isla del Diablo y sus respectivos relatos sobre cómo llegaron allí; la resistencia de Matrac como editor de periódicos que es perseguido por el régimen nazi para ser injustamente encarcelado, pero que logra huir con su esposa; el motín provocado por los traidores que intentan tomar el control del barco y la contienda en la que Matrac derriba un avión enemigo con una metralleta; la llegada a Inglaterra donde los convictos se unen al escuadrón de bombarderos de la Francia Libre. El acto de heroísmo del personaje tiene sus momentos con una actuación estelar de Bogart que se destaca por la pericia física y el grado de autenticidad con el que captura la expresividad de un fugitivo que ha pasado por el infierno sobre la tierra. Pero sospecho que, lejos del aporte de Bogart, hay una falta de impulso dramático que traslada las acciones hacia los terrenos básicos de la aventura bélica y el drama carcelario; donde todo luce demasiado higienizado en la superficie para esquematizar un comentario sobre el fervor nacionalista y el valor de los actos de sacrificio de los soldados. Nada de lo que sucede en su núcleo narrativo consigue impresionarme por esa ausencia de ritmo que entorpece las acciones inmediatas de los personajes, aunque siento un poco de intriga en la secuencia en la selva endemoniada habitada por presidiarios esclavizados. También la manera en que Curtiz emplea el encuadre móvil y aprovecha las posibilidades visuales de la lente atmosférica de James Wong Howe para dinamizar ciertas escenas con claroscuros y distintos puntos de iluminación artificial. Todo lo otro pasa ante mis ojos sin pena ni gloria.

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Ficha técnica
Título original: Passage to Marseille
Año: 1944
Duración: 1 hr 50 min
País: Estados Unidos
Director: Michael Curtiz
Guion: Casey Robinson, Jack Moffitt
Música: Max Steiner
Fotografía: James Wong Howe
Reparto: Humphrey Bogart, Michèle Morgan, Claude Rains
Calificación: 6/10


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