Apenas cinco años después de haberse estrenado en los cines la regular
Spider-Man: Un nuevo universo, asisto a la función para la prensa supuestamente especializada de esta secuela que se titula
Spider-Man: a través del Spider-Verso. En el interior de la sala había unos señores del personal de seguridad equipados con gafas de visión nocturna y un monitoreo constante para asegurarse de que las luciérnagas, adictas al consumo de pantallas móviles, no molestaran en medio de la oscuridad. Y no comprendo para nada semejante alboroto porque, a decir verdad, no creo que sea trate de algo valioso para suponer semejante dispositivo de seguridad. Me parece una película animada de superhéroes que goza de cierta energía por la parte visual que está adornada de un chapuzón de contrastes y colores destellantes que a veces me resultan mareantes, pero cuya aventura tropieza en ocasiones por un multiverso aburrido y rutinario de Spider-Men reciclados, donde el ritmo atropellado se vuelve consistente con cada realidad visitada durante las dos horas y cuarto que dura. En esta ocasión, la trama se sitúa más de un año después de los eventos de la primera entrega y sigue a Miles Morales a partir de los instantes en que se une secretamente a su interés romántico, Gwen Stacy, para participar en una sociedad secreta de Hombres Araña que, a cargo de Miguel O’Hara (conocido como Spider-Man 2099), tienen la misión de salvar todos los universos de un antagonista peligroso llamado La Mancha, que tiene la habilidad de atravesar dimensiones espaciotemporales y desea vengarse por lo que le hicieron. En términos generales, se estructura de una forma básica que mezcla esas fórmulas manoseadas de los universos de Spider-Man en los que un gran poder conlleva a una gran responsabilidad, donde el héroe atraviesa dificultades personales desde la óptica familiar, mientras acude al llamado del deber para descubrirse a sí mismo en el camino de salvar a sus seres queridos con el manual de mayoría de edad. El problema, supongo, es que el arranque inicial de su narrativa es absorbido por un agujero negro de situaciones predecibles que reducen el mecanismo de acción, por lo regular, a diálogos triviales sobre crisis familiares no resueltas y unas secuencias algo blandas que saturan cada cuadro con figuras acartonadas de Spider-Man, de esas que formulan al pie de la letra las ecuaciones del multiverso al servicio de las señas referenciales de los cómics. La odisea interdimensional carece de algún componente que sea emocionante y muchas veces tengo la sensación de que se repite inútilmente de un universo a otro, sobre todo porque Miles Morales es un personaje sin gracia, carente de carisma, alejado diametralmente de la chispa de Peter Parker una vez que se pone la máscara para enfrentar las calamidades calculadas y los villanos genéricos. Solo destaco, ante todo, la secuencia alucinante de Mumbhattan en la que participan el extrovertido Spider-Man India, Spider-Punk, Spider-Woman y Spider-Man para rescatar a los ciudadanos en medio del caos inminente. También el trabajo de animación que eleva al cuadrado los fuegos artificiales y el frenesí de colores en cada uno de los escenarios de los universos, alcanzado su punto fuerte al renderizar a los personajes con un sombreado de celda que le añade un efecto de historieta a las texturas, los claroscuros y las mezclas psicodélicas de color; así como la solvente banda sonora de Daniel Pemberton y el doblaje acertado de las voces de Hailee Steinfeld, Shameik Moore, Daniel Kaluuya y Oscar Isaac. Solo eso impide que me duerma en su telaraña grafitera con aroma a
cliffhanger.
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Ficha técnicaTítulo original: Spider-Man: Across the Spider-Verse
Año: 2023
Duración: 2 hr 20 min
País: Estados Unidos
Director: Joaquim Dos Santos, Kemp Powers, Justin Thompson
Guion: Phil Lord, Christopher Miller, Dave Callaham
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Animación
Reparto (voces): Hailee Steinfeld, Shameik Moore, Daniel Kaluuya, Oscar Isaac, Jake Johnson,
Calificación: 6/10
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