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Un héroe, el realizador Asghar Farhadi regresa a su examen cuidadoso sobre la condición humana en la sociedad iraní contemporánea y sospecho, dicho sea de paso, que casi siempre se sale con la suya en las dos horas que dura el asunto. No se trata, desde luego, de la obra más solvente que ha realizado hasta la fecha, pero es una película en la que Farhadi ilustra, con cierta sobriedad, un discurso sobre los dilemas éticos y morales de la honestidad, en una sociedad iraní condicionada por las injusticias del sistema penal y los prejuicios de las redes sociales, consiguiendo el punto de mayor resistencia con una actuación de peso dramático de Amir Jadidi. En la trama, firmada con guión del propio Farhadi, Jadidi interpreta a Rahim Soltani, un hombre que es liberado temporalmente de prisión por un período de dos días para saldar una deuda con su cuñado, pero cuya libertad efímera da un giro del destino cuando su amante halla un bolso extraviado que contiene varias monedas de oro (intentando venderlas para pagar el endeudamiento, a pesar de que no tienen el valor suficiente para el pago total) y, en un episodio desinteresado en la casa de su hermana, decide buscar a la dueña de la cartera para devolvérsela. En términos estructurales, Farhadi construye la tragedia de este protagonista a través de los claroscuros que lo sitúan en la silueta de un ciudadano ilustre, primero, cuando se vuelve una celebridad local en los medios de comunicación y adquiere una fama significativa entre los pueblerinos que elogian su carácter honesto (y recaudan dinero para saldar la mitad de su deuda) antes de su regreso a la prisión para cumplir su condena y, segundo, cuando es absuelto por su buen comportamiento y es perseguido por unos soeces que buscan hacerle la vida imposible porque no creen para nada en la imagen bondadosa que vende en la prensa. En la superficie, el conflicto sencillo parece encapsulado en una rutina de mentiras y verdades que impulsan las acciones de los personajes, pero hay un grado de intensidad que me mantiene atrapado por todo lo que sucede en los intercambios de diálogos sutiles y, ante todo, me invita a razonar por la manera en que Farhadi interroga los límites de la honestidad entendido como la imposibilidad de escapar de un hombre que está acorralado por un círculo de inmoralidad colectiva fabricado por los prejuicios sociales y los rumores en los medios digitales que mancillan su dignidad hasta reducirla al precio de un certificado de descrédito; aunque también critica el oportunismo en la burocracia penitenciaria y el estado de la mujer que prevalece en una sociedad iraní tradicionalmente patriarcal. El registro de Jadidi me resulta creíble cuando emplea sus gestos, la mirada y el rostro impasible para acentuar la agonía existencial de un individuo sincero que se ve obligado a mentir para recuperar el honor perdido y desechar la heroicidad falsificada. Farhadi lo encuadra en una puesta en escena que evoca realismo y un ritmo parsimonioso, donde ejecuta con soltura ciertos mecanismos estéticos (sobreencuadre, plano general, elipsis, plano subjetivo) para subrayar el duro peso moral que carga su protagonista sin perder el horizonte de sutileza. Su resultado es tan desgarrador como en
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El cliente.
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Ficha técnicaTítulo original: A Hero (Ghahreman)
Año: 2021
Duración: 2 hr 07 min
País: Irán
Director: Asghar Farhadi
Guion: Asghar Farhadi
Música:
Fotografía: Ali Ghazi, Arash Ramezani
Reparto: Amir Jadidi, Abolfazl Ebrahimi, Fereshteh Sadrorafaei, Nader Shahsavari
Calificación: 7/10
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