Crítica de la película «Sahara» (1943)

Sahara
Mi exploración por el cine bélico de munición clásica me ha obligado a transitar por las imágenes de Sahara, una película de guerra algo aburrida de Zoltán Korda que sigue al pie de la letra el manual de la propaganda que era habitual en Hollywood durante los años de apogeo de la Segunda Guerra Mundial y que, de alguna manera, Humphrey Bogart alcanzó a protagonizar en unas cuantas ocasiones. En esta ocasión, Bogart se acomoda en un vehículo producido por la Columbia Pictures que funciona como adaptación de la novela Patrol, de Philip MacDonald. Su argumento se desarrolla en la Segunda Guerra Mundial durante la Campaña en África del Norte en el año 1942 y sigue a Joe Gunn, un sargento mayor del ejército norteamericano que, luego de separarse de su unidad durante una retirada general de las fuerzas alemanas después de la caída de Tobruk, se traslada junto a su tripulación por el desierto de Libia en el interior de un tanque M3 Lee al que ha apodado cariñosamente como Lulubelle, con el objetivo de dirigirse al sur para reunirse con el resto de la unidad. En términos generales, la narrativa no me causa ninguna emoción significativa porque, ante todo, se establece a través de los clichés básicos del cine bélico que se vuelven predecibles con cada huella dejada en los espacios de batalla, donde el soldado lidera a su pelotón para atravesar las dunas desérticas en un tanque de guerra y cumplir con el llamado del deber en una misión que refleja el peligro inminente de transitar por detrás de las líneas enemigas de los nazis. Sin embargo, en esta ocasión para la misión principal el protagonista reúne a dos soldados norteamericanos, cinco oficiales británicos, un cabo francés, un sargento sudanés y un prisionero de guerra italiano, con el fin de edificar un comentario patriótico sobre la tolerancia y la fuerza de voluntad de los aliados durante la guerra. De esa manera, para mí no es muy difícil anticipar la falta de desarrollo que mantiene a los personajes en una superficie moralmente transparente en la que, por lo regular, el dispositivo de acción se reduce a los diálogos sobre las inquietudes de supervivencia y las necesidades colectivas al servicio de la condición humana; la contienda del tanque contra un avión de combate; la estadía en un fuerte abandonado llamado Hassan Barani donde deben racionalizar el agua de un pozo casi seco para subsistir al infierno de arena y calor. No hay muchas sorpresas en los tiroteos que veo, pero reconozco, dicho sea de paso, que hay un minúsculo nivel de tensión que me engancha en la prolongada secuencia del clímax, en la que los soldados de Joe luchan en el páramo contra un pelotón de soldados alemanes deshidratados mientras se plantean la tregua de intercambiar la poca agua que tienen por unas cuantas armas enemigas (en pocas palabras, la rendición pacífica). Korda encuadra el conflicto de esos soldados en una puesta en escena que, aprovechando las pericias de la lente de Rudolph Maté, consigue un registro adecuado del encuadre móvil para capturar el panorama agobiante del desierto en medio de la conflagración; asistido a veces por una música de escaso valor acústico de Miklós Rózsa. Solo eso, sumado a la presencia de Bogart como el soldado heroico, es lo único que me mantiene colgado hasta el final simbólico que subraya el sacrificio de los caídos en el campo de batalla.

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Ficha técnica
Título original: Sahara
Año: 1943
Duración: 1 hr 37 min
País: Estados Unidos
Director: Zoltan Korda
Guion: John Howard Lawson, Zoltan Korda, Philip MacDonald
Música: Miklós Rózsa
Fotografía: Rudolph Maté 
Reparto: Humphrey Bogart, Dan Duryea, Bruce Bennett, Rex Ingram, Lloyd Bridges
Calificación: 5/10

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