Crítica de la película «El dilema de las redes sociales» (2020)

El dilema de las redes sociales
El dilema de las redes sociales es un documental de Jeff Orlowski que yo, desafortunadamente, no puede ver cuando se estrenó en Netflix durante la pandemia del COVID-19 en 2020 y recuerdo, si no me equivoco, que su investigación tuvo una popularidad dentro de la plataforma porque recuperaba temas de actualidad que son de enorme influencia para los no-muertos que están sometidos a la esclavitud del teléfono inteligente. De alguna manera, ahora que he conseguido verlo razono con cuidado esa vieja idea mía de que las redes sociales, lejos de las cosas positivas que han brindado a la comunicación humana, obligan perpetuamente al usuario a crear contenido a cambio de una ilusión de éxito y encarcelan su psicología como el adicto que se refugia en las drogas. En pocas palabras, lo esclaviza hasta reducirlo a la imagen de un algoritmo, un simple proceso automatizado que adultera sus patrones de conducta. Este razonamiento está presente en la visión de Orlowski. El documental tiene un arranque interesante que alcanza su punto fuerte justamente al interrogar el impacto negativo de las redes sociales en el tejido social, pero cuya falta de respuestas, por lo regular, permanece sujeta a un horizonte tautológico y fútil en el que todo está demasiado colocado para señalar a los culpables sin conceptualizar más allá de lo necesario. El argumento, por una parte, se edifica a través de varias entrevistas a expertos en tecnología como Tristan Harris, Aza Raskin, Jeff Seibert, Justin Rosenstein, Shoshana Zuboff, Jaron Lanier, entre otros. Cada uno de los entrevistados ofrece una perspectiva distinta que examina, entre otras cosas, cómo las estructuras de las redes sociales construyen su modelo de negocio manipulando el comportamiento de las personas con una inteligencia artificial que es capaz de conducir los hábitos con unos cuantos algoritmos programados que se aseguran de que los usuarios regresen para consumir el contenido que, por la puerta trasera, está subyugado a una vigilancia permanente de gente que vende la información de privacidad entidades publicitarias, pero también el poder que tienen para convertirse en canales de difusión especializados en desinformación, noticias falsas, fraudes electorales, manifestaciones políticas, desestabilización gubernamental y las típicas teorías de conspiración que se divulgan por los capellanes digitales. Por el otro lado, adquiere el formato de un docudrama que analiza la salud mental de los adolescentes al mostrar a un joven esclavizado por el smartphone y completamente absorbido por la adicción del "me gusta" en las redes sociales que debilita sus vínculos familiares, agobiado por la ansiedad y las inseguridades que le impiden manifestar sus emociones, mientras su actividad en línea siempre es custodiada por tres modelos de IA con aspecto humano (compromiso, crecimiento y publicidad) que lo controlan como a un autómata para que no escape de Matrix y mantenga una vida familiar saludable en un mundo normal. Un poco más allá de esa dramatización manida, encuentro algo de interés en la discusión ofrecida por los invitados cuando subrayan a gigantes tecnológicos como Facebook y Google como causantes de utilizar métodos avanzados para atraer a los internautas a hacer clic en las aplicaciones que ellos diseñan para transformarlos en víctimas automatizadas. Pero pronto sospecho que los testimonios pierden su factor didáctico cuando se mantienen en una superficie básica, acomodaticia, que recicla los mismos tópicos sin ninguna consistencia o profundidad analítica, posponiendo el material relevante como si se tratara de una tarea para la clase de ética del bachillerato. Solo la música de Mark A. Crawford me ayuda a olvidar el tono irregular, con una banda sonora electrónica que me recuerda los sonidos de Trent Reznor y Atticus Ross en la extraordinaria The Social Network, de Fincher.

Streaming en:



Ficha técnica
Título original: The Social Dilemma
Año: 2020
Duración: 1 hr. 34 min.
País: Estados Unidos
Director: Jeff Orlowski
Guión: Davis Coombe, Vickie Curtis, Jeff Orlowski
Música: Mark A. Crawford
Fotografía: John Behrens, Jonathan Pope
Reparto: Tristan Harris, Aza Raskin, Jeff Seibert, Justin Rosenstein
Calificación: 6/10

0 comments:

Publicar un comentario