Crítica de la película «Reporte confidencial» (1955)

Reporte confidencial
Mr. Arkadin, conocida también como Reporte confidencial, es una película de cine negro en la que Orson Welles persigue esa tendencia de la época de thrillers sobre conspiraciones de personajes siniestros de la posguerra, en la misma línea de El tercer hombre (Reed, 1949); rodada durante su largo exilio del sistema de Hollywood. Se dice que el propio Welles perdió el control de su corte final cuando el productor se la quitó de las manos al incumplir con la fecha límite de edición. Desde entonces circulan unas cinco o seis versiones, ningunas de las cuales fue aprobada en vida por Welles porque, entre otras cosas, nunca pudo editarla acorde a su visión artística. Yo, aparentemente, he visto la sexta versión que restauró Criterion Collection. Y no sé si se trata de un buen trabajo del director. Su trama tiene un arranque cargado de intriga en el que Welles demuestra, ante todo, su destreza para elevar el grosor compositivo del encuadre con planos ambiguos y atmosféricos, pero cuyo grado de misterio se pierde en su rutina de cacerías internacionales. De alguna manera comparte similitudes estructurales con Ciudadano Kane (Welles, 1941), en el sentido de que el protagonista narra su investigación sobre una figura poderosa enfrascada en un enigma del pasado. El protagonista se hace llamar Guy Van Stratten, un contrabandista estadounidense de poca monta que está trabajando en Europa y se acerca a un hombre moribundo para narrar, con la voz en off y un prolongado racconto, una noche en la que trabajaba en los muelles de Nápoles, donde es testigo de un asesinato y el moribundo le susurra dos nombres que -según él- son muy valiosos: Gregory Arkadin y Sophie. En términos generales, el extenso flashback del caso de Van Stratten me mantiene adherido del asiento cuando conoce en una fiesta de disfraces al todopoderoso Sr. Arkadin y, en su castillo, se dispone a ser contratado por este para investigar las conexiones de su pasado que parecen estar distribuidas en distintos países y no puede recordar a causa de la amnesia; mientras recuerda los instantes románticos que tiene con Raída (la mimada hija de Arkadin) y escucha los testimonios de una amplia galería de personajes estrambóticos que lo conocieron. Sin embargo, en algunas escenas me asalta una sensación de fatiga producida, en parte, por la ausencia de golpes de efecto que hay en el viaje por locaciones europeas, de un protagonista que es utilizado como espía en una serie de situaciones planas que reducen la acción a conversaciones anodinas que no me revelan nada sustancioso y que, dicho sea de paso, solo funcionan para acentuar en la superficie un comentario sobre los límites del poder visto desde la óptica de un hombre manipulado por un oscuro oligarca que busca transparentar una riqueza construida sobre la base de una red de tráfico sexual de mujeres en Varsovia (se entiende que Arkadin hizo su fortuna en 1927 al traicionar a los demás miembros de una banda cuyo negocio se basaba en secuestrar jovencitas para venderlas a redes de prostitución en Suramérica). Todo está demasiado colocado para que el protagonista caiga en la trampa del benefactor, y las pistas ofrecidas carecen de gancho reconstruyendo el rompecabezas. Solo me llego a interesar por dos cosas. Primero, la actuación shakesperiana de Welles que aprovecha el maquillaje, la barba, la nariz y la peluca para transformarse en un maquiavélico señor que evoca toda su imponencia con la mirada, los gestos y la voz autoritaria. Y, segundo, la puesta en escena en la que Welles, incluso con algunos defectos de continuidad en su montaje, expresa las inquietudes estilísticas que gobiernan su cine y que se subrayan, en mayor o menor medida, en el uso de la iluminación expresionista, los claroscuros, los excesivos contrapicados, el primer plano, el plano holandés, el sonido diegético y algunas modalidades del encuadre móvil que se ejecutan con una cámara en perpetuo movimiento. Algunos de esos mecanismos adornan el conjunto con cierta elegancia y frenesí, pero también le pasan factura a un ensamblaje algo accidentado. Me parece una de las regulares de su filmografía. 

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Ficha técnica
Título original: Mr. Arkadin (Confidential Report)
Año: 1955
Duración: 1 hr. 40 min.
País: Francia, España 
Director: Orson Welles
Guion: Orson Welles
Música: Paul Misraki
Fotografía: Jean Bourgoin
Reparto: Robert Arden, Orson Welles, Paola Mori, Patricia Medina, Michael Redgrave, Akim Tamiroff
Calificación: 6/10


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