Gol gana es una película de la que, por desgracia, no consigo emocionarme lo suficiente como para celebrar el alcance cómico que suele imprimir Taika Waititi en sus comedias, con ejemplos tan claros como la divertida
Cazando salvajes y la tragicómica
Jojo Rabbit. Es, a mi parecer, una comedia deportiva de Waititi que tiene momentos que avanzan como un balón en el campo de fútbol, pero que, desafortunadamente, pierde su tono gracioso al repetir las fórmulas convencionales al servicio de la inclusión y la superación personal, quedando varias veces en un terreno regular del que solo es capaz de salir Michael Fassbender junto a un ligero comentario sobre las idiosincrasias culturales de la etnia samoana. Por lo que sé, está basada en el documental homónimo de 2014 de Mike Brett y Steve Jamison, que trata sobre la selección nacional de fútbol de Samoa Americana, considerada una de las peores del mundo. En la trama, ambientada en 2011, Fassbender interpreta a Thomas Rongen, un entrenador de fútbol que, para evitar ser despedido por su comportamiento temperamental dentro del campo, acepta la tarea casi imposible de entrenar al equipo de Samoa Americana para convertirlo en uno que sea competitivo, a pesar de que el grupo está conformado por unos jugadores fracasados que, en un partido oficial para la clasificación a la Copa Mundial de Fútbol de 2002, sufrieron una aplastante derrota de 31-0 frente a la selección australiana. El drama biográfico de este entrenador me atrapa, momentáneamente, desde las escenas en que emplea lo que él sabe para motivar a un equipo mediocre compuesto por una mayoría de jugadores inútiles que solo ven el deporte como un medio para conservar la esencia de sus tradiciones sincréticas y ancestrales de la cultura samoana, mientras revela el pasado agridulce de su existencia al adaptarse al estilo samoano y mantiene un vínculo cercano con una jugadora transgénero llamada Jaiyah. Hay algo de humor en algunas de las escenas del entrenamiento, distribuido entre las situaciones absurdas de la cotidianidad samoana y en los chistes de una línea que escupen algunos de los personajes. Pero, incluso estando editada con un montaje rítmico, la narrativa disuelve el pulso bufonesco de los gags y se vuelve rutinaria en el proceso de reducir las acciones de los personajes a los clichés básicos de la comedia de deportiva, donde para mí no es muy difícil anticipar el clímax predecible del último partido en el que los perdedores pasan al lado ganador para cumplir con la cuota de superación personal. La música de Michael Giacchino me entra por un oído y me sale por otro. Solo rescato, primero, la actuación de Fassbender cuando ejerce su registro gestual para subrayar el carácter irascible y duro de un entrenador afectado por la ruptura matrimonial y la pérdida de su hija que, entre otras cosas, escapa del camino autodestructivo al simpatizar por unos derrotistas amistosos con los que halla la aceptación. También la de Kaimana como la jugadora no binaria que lucha para adaptarse a un entorno masculino lleno de prejuicios y discriminación. Y, segundo, el discurso socioantropológico que acentúa con su mirada las costumbres culturales de los ciudadanos samoanos que yo, a decir verdad, desconocía. Todo lo demás no me causa gracia y sospecho, en resumidas cuentas, que no es más que una comedia deportiva a la que le falta gancho emocional.
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Ficha técnica
Título original: Next Goal Wins
Año: 2023
Duración: 1 hr. 43 min.
País: Estados Unidos
Director: Taika Waititi
Guion: Taika Waititi, Iain Morris
Música: Michael Giacchino
Fotografía: Lachlan Milne
Reparto: Michael Fassbender, Elisabeth Moss, Oscar Kightley, David Fane
Calificación: 6/10
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