Crítica de la película «Nimona» (2023)

Nimona
Nimona es una película de Netflix que, en principio, recibo con cierto entusiasmo durante la hora y media que dura cada una de las peripecias de sus personajes principales. Su punto de fuerza se encuentra, más o menos, en la animación de sombreado plano que renderiza el diseño de los personajes y los escenarios medievofuturistas, pero su fantasía sobre monstruos se debilita con una trama simplona que cae en reiteradas ocasiones en la zona de los clichés más genéricos. A pesar del trato bienintencionado que veo, no me queda más remedio que caer rendido ante la indiferencia más absoluta. Su trama, basada en la novela gráfica de ND Stevenson, se ambienta en los rincones de un reino medieval-futurista y cuenta un pedazo de la historia de Ballister Boldheart, un plebeyo que, tras convertirse en caballero en una ceremonia milenaria que rinde tributo a una guerrera legendaria, es incriminado por el regicidio de la reina delante de la muchedumbre y es obligado a huir como fugitivo por los callejones de la metrópoli; mientras de paso es perseguido por los demás caballeros que dirige su novio Ambrosius y consigue la ayuda de Nimona, una joven pelirroja muy rebelde que cambia de forma a su antojo. La narrativa sigue al pie de la letra el manual básico del género de aventuras que se muestra cuando el héroe del brazo biónico y la muchacha cambiaformas buscan descubrir al culpable que se oculta tras las sombras para demostrar su inocencia, en unas situaciones absurdas que pierden cohesión por la manera en que el conflictivo atraviesa terrenos repetitivos y predecibles. De esa manera para mí no supone ninguna sorpresa la lucha contra los caballeros policiales colocados como obstáculos; las pistas recuperadas de los miedosos útiles; las trampas de la malvada burócrata que no tolera los monstruos; el pasado de la adolescente monstruosa que es despreciada por los humanos; la evidencia que arroja algo de luz sobre el pasado; la contienda climática en la que la heroína salva a todos para conquistar sus miedos. Hay una cuota de gratuidad en lo que sucede y el ritmo es desequilibrado. Todo luce demasiado arreglado en su comentario sobre la aceptación, la diversidad, la inclusión y la intolerancia, adornado por esa capa de wokismo que es ya una norma ampliamente aprobada en los estereotipos de la oferta de Netflix. Los personajes, interpretados a desgana por las voces de Chloë Grace Moretz y de Riz Ahmed, me resultan algo planos en el desarrollo de sus motivaciones y en el humor desabrido de sus diálogos, como si pidieran a gritos que alguien los tome en cuenta; aunque reconozco que me agrada la personalidad decidida, temperamental y extrovertida de Nimona, que es mostrada como una joven marginada que combate con coraje para superar, a través de sus transformaciones, el trato de prejuicio que recibe de los humanos que la excluyen por ser diferente. Las ocurrencias de ella eclipsan totalmente al resto de los personajes secundarios y los reduce a figuras de relleno que olvido entre los bostezos. La presencia ocurrente de Nimona se compensa, además, con un trabajo de animación que renderiza el diseño de los personajes y las texturas de los escenarios híbridos con la técnica del sombreado plano que añade un aspecto muy bonito al exterior de ese mundo fantástico que forma un híbrido entre la Edad Media y la tecnología avanzada. La banda sonora de Christophe Beck también posee unas cuantas canciones de rock que atrapan mis oídos ante tanto ruido y pirotecnia visual. Esos elementos impiden que esta cinta animada se desplome más allá de su tibia oferta, porque, desafortunadamente, en la superficie no es más que otra película aburrida sobre criaturas mitológicas.
 

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Ficha técnica
Título original: Nimona
Año: 2023
Duración: 1 hr. 41 min.
País: Estados Unidos
Director: Nick Bruno, Troy Quane
Guion: Robert L. Baird, Lloyd Taylor
Música: Christophe Beck
Fotografía: animada
Reparto (voces): Chloë Grace Moretz, Riz Ahmed
Calificación: 5/10



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