Crítica de la película «Amor, mentiras y sangre» (2024)

Amor, mentiras y sangre
En Amor, mentiras y sangre, la directora británica Rose Glass retorna a su poética de la feminidad para acentuar, en clave subyacente, un comentario sobre el cuerpo femenino, de una forma similar a lo que había hecho hace algunos años en su ópera prima, Saint Maud. Por momentos su relato neo-noir goza de unas actuaciones solventes de Kristen Stewart y Katy O'Brian, así como de algunas escenas estilizadas por el lado visual, pero, como thriller, su trama a menudo se pierde en un horizonte rebuscado de situaciones predecibles que le quitan fuerza a su materia sobre el cuerpo, la violencia y los dilemas amorosos. Su historia se sitúa en 1989, al final de la época ochentera en que comenzaban las modas por la corpulencia y las visitas diarias a los gimnasios para buscar los físicos perfectos. La protagonista es Lou, una chica tomboy que administra un gimnasio y, en un día cualquiera, establece una relación sentimental con una fisiculturista llamada Jackie, que frecuenta el local para hacer ejercicios y es contratada en un campo de tiro propiedad del padre separado de Lou, poco antes de que su existencia atraviese un lapso de turbiedad producido por el asesinato del cuñado abusivo que agrede a su hermana. En términos generales, la trama se estructura con una mezcla entre el drama romántico y el thriller neo-noir, bajo un arranque interesante que me mantiene atento al barullo de las dos mujeres con el pasado oscuro que luchan contra el destino mientras se las arreglan para ocultar el cadáver y escapar de la ley hacia el utópico espacio de sororidad donde las mujeres permanecen lejos del dominio patriarcal. Sin embargo, pasada la media hora sospecho que la narrativa permanece situada en una serie de situaciones artificiosas en la que los personajes, a pesar de que tienen cierto desarrollo por el trato dialógico, reducen sus acciones a discusiones sobre el trauma, el sexo, el crimen y la crisis doméstica, sin agregar algún impacto emocional lejos de las descripciones de estereotipos genéricos que lucen apresuradas desde la superficie. El asunto se vuelve previsible, dicho sea de paso, porque Glass coloca a los personajes dentro de unas subtramas arregladas que solo impulsan el conflicto inútilmente, dentro de su manual de moralidad, con el fin de reiterar un discurso militantemente feminista sobre la ruptura de la corporalidad femenina en los estándares de belleza y las consecuencias de la violencia contra la mujer, entendido ahora como la fuga de dos lesbianas que toman la justicia en sus manos para castigar a aquellos hombres malos que agreden a las mujeres y cometen homicidios por rivalidades comerciales, mostrada con ímpetu en el clímax simbólico. Este texto, de cierta naturaleza misándrica, me obliga a razonar lo necesario como para deducir tempranamente que las protagonistas van a huir de la policía y resolverán el problema con algo de gratuidad. Por lo menos me parecen creíbles las actuaciones de Stewart y O'Brian. Una interpreta a una lesbiana vulnerable, determinada, marcada por el corolario de una familia disfuncional y el encubrimiento de los crímenes de su padre. La otra asume el papel de una fisiculturista ambiciosa, impulsiva, disciplinada, que se obsesiona con la perfección corporal y la apariencia masculina para manifestar los miedos provocados por el pasado de abusos que sufrió de los hombres. Glass suele capturar los desafíos físicos y psicológicos de estas dos actrices en una puesta en escena que, con una estética finamente ajustada, subraya la belleza de los cuerpos y la brutalidad del mundo del culturismo a través de atmósferas oscuras que se construyen con el primer plano, el sonido diegético, el fuera de campo, el contrapicado, el uso psicológico del color, el plano de inserto y el plano subjetivo que magnifica los estados disociativos de las mujeres cuando consumen las drogas. Estos elementos añaden algo de consistencia a la sensación de aislamiento y desesperación que proporciona el relato, pero, desagraciadamente, no son suficientes para sacar de la inercia a una narración que tropieza con frecuencia en su estela de obsesión, identidad y autodestrucción femenina.

Ficha técnica
Título original: Love Lies Bleeding
Año: 2024
Duración: 1 hr. 44 min.
País: Reino Unido
Director: Rose Glass
Guion: Rose Glass, Weronika Tofilska
Música: Clint Mansell
Fotografía: Ben Fordesman
Reparto: Kristen Stewart, Katy O'Brian, Ed Harris, Dave Franco, Jena Malone
Calificación: 6/10


Crítica breve de la película Amor, mentiras y sangre, dirigida por Rose Glass y protagonizada por Kristen Stewart y Katy O'Brian.


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