Crítica de la película «Un detective suelto en Hollywood» (1984)

Un detective suelto en Hollywood
Beverly Hills Cop, conocida en español con el título de Un detective suelto en Hollywood, es una película de Martin Brest que yo, desgraciadamente, nunca pude ver cuando la pasaban en televisión por cable a principios de los 90 y ni siquiera le prestaba atención a los muchachos del videoclub que la recomendaban con entusiasmo en la estantería del subgénero buddy cop. Pero ahora que saldo la deuda, quizá para ponerme al día con la franquicia, desconozco con exactitud qué pudo haber tenido para ser el éxito de taquilla que fue durante los años 80, sobre todo porque, a pesar del carisma que le inyecta Eddie Murphy como el policía astuto y hablador, encuentro que es una comedia de acción que se vuelve aburrida y disuelve su trama policial en una sucesión de clichés previsibles que puedo contar con los dedos. En la trama, Murphy interpreta a Axel Foley, un detective afroamericano de la policía de Detroit que suele trabajar vestido de civil en operaciones encubiertas, caracterizado por su estilo imprudente que lo pone en colisión con los superiores de la oficina, pero cuya labor se traslada a la ciudad de Beverly Hills para investigar el asesinato de un amigo de infancia y la conexión con un magnate corrupto de las galerías de arte, bajo el pretexto de unas merecidas vacaciones. En general, la narrativa ensambla el asunto de este detective con las fórmulas habituales del cine policial de carácter cómico, donde el policía investiga el crimen por su cuenta y el llamado del deber lo obliga a tomar decisiones drásticas para capturar a los criminales que esperan ser acribillados o esposados en el clímax. El arranque me interesa, dentro de sus limitaciones, en las escenas en que Axel rastrea las pistas del galerista malvado para resolver el crimen, mientras es ayudado por una antigua amiga y es a menudo perseguido por dos policías tontos de Beverly Hills. Sin embargo, me parece que los personajes tienen un desarrollo artificioso que solo los mantiene sujeto a esas descripciones de guion que funcionan para impulsar la trama inútilmente y frecuentar lugares comunes en los que sea ausenta la sorpresa, donde las acciones se reducen a tiroteos anticipados y a conversaciones anodinas en el espacio urbano. Poco o nada importa el MacGuffin del cargamento de droga, la corrupción del empresario o la ineptitud de los policías que se toman el café con rosquillas. Las situaciones absurdas del conflicto central, construidas con un humor blando, siguen una huella predecible en su registro de tiroteos, persecuciones y reuniones improvisadas. En pocas palabras, las secuencias de acción carecen del gancho necesario para ser entretenidas. A pesar de todo, Murphy consigue una interpretación notable cuando pone su carismática personalidad para interpretar a Axel como un policía engreído, malhablado, intrépido, que dispara con la pistola para apresar a los malos y emplea la verborrea de la calle para negociar en los minutos de aprieto, mientras destapa los prejuicios raciales de los personajes con los que interactúa durante el proceso de su investigación. Su personaje es solo una ficha interesante colocada sobre un guion débil que soluciona el barullo policíaco con cierta gratuidad. El resultado es el de una comedia policial bastante plana, que olvido tan pronto como suben los créditos rojos. Sigo prefiriendo Fuga a la medianoche, del mismo director.

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Ficha técnica
Título original: Beverly Hills Cop
Año: 1984
Duración: 1 hr. 45 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Brest
Guion: Daniel Petrie Jr., Danilo Bach
Música:  Harold Faltermeyer
Fotografía: Bruce Surtees
Reparto: Eddie Murphy, Judge Reinhold, Lisa Eilbacher, Ronny Cox, Steven Berkoff
Calificación: 5/10


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