Crítica de la película «El gran jefe» (1971)

El gran jefe
En mi cineteca personal consigo registrar las imágenes de El gran jefe, una película de artes marciales que, al momento de su estreno, catapultó a Bruce Lee al estrellato internacional y supuso, además, su primera colaboración con la productora Golden Harvest a principios de los años 70. Las leyendas urbanas cuentan que, durante su exhibición, las salas de cine de la época se llenaban hasta las puertas de emergencia y, a pesar de la recepción mixta de la prensa, consiguió recaudar cifras nunca antes vistas en el cine de acción de Hong Kong. Esta versión remasterizada me lleva a razonar lo suficiente como para darme cuenta de que, como filme de artes marciales, goza de un rol solvente de Lee como el peleador obrero que toma la justicia entre puñetazos y patadas, pero a menudo cae en un vacío de redundancia que remueve todo el pulso de su trama predecible sobre venganza, donde pasada la media hora se agotan los estereotipos y me asalta la sensación de que el ritmo pesado ralentiza el camino fácil del héroe. En la trama, Lee asume el papel de un chino continental llamado Cheng Chao-an, que emigra a Tailandia para vivir con su otra familia y trabajar en una fábrica local de hielo, mientras investiga la desaparición de sus parientes y descubre que el jefe de la factoría es en realidad la cabeza de una red de contrabando de drogas. El asunto de este protagonista, en un principio, me llama la atención por la forma en que es mostrado como un individuo sinuoso y reservado que, a pesar de ser testigo de las injusticias, se niega a pelear para mantener la promesa que le hizo a su madre al llevar un amuleto de jade alrededor de su cuello como recuerdo. Pero pronto sospecho que la premisa de la trama, lejos del arranque prometedor, se desarrolla de manera superficial que reduce las acciones de los personajes a frecuentar lugares comunes que abandonan su horizonte entre las discusiones familiares sobre los desaparecidos; la lucha de clases que se desata en los interiores de la fábrica de hielo; las peleas a la hora señalada que divide la delgada línea moral entre los buenos y los malos. Las situaciones se muestran con cierta gratuidad. La mayoría de los personajes me resultan unidimensionales porque solo rellenan descripciones baladíes del guion para cumplir con las motivaciones de unos estereotipos esbozados sin sustancia, que solo funcionan para impulsar la trama en medio de los diálogos insulsos. Las interacciones de todos ellos son empleadas por Lo Wei para subrayar un comentario sobre la injusticia social que se entiende como la búsqueda de venganza de un proletario que, luego de ser engañado por los vicios del capitalismo, pelea con furia para perseguir a los a agentes de la insolidaridad y vengar la muerte de los obreros honestos usando sus habilidades de kung fu. Sobre este texto maniqueo se superponen algunas escenas de acción bastante torpes que, en su carta de presentación, carecen de impacto por la falta de autenticidad en las coreografías montadas, aunque Lee ofrece una actuación que, a pesar de la rigidez, demuestra toda su destreza física para golpear a los delincuentes con los puños, las piernas y los saltos sobrehumanos, como una máquina de matar a punto de hace erupción. Las secuencias de pelea simplemente no tienen el gancho que he experimentado en otras películas superiores del género. Por lo menos me conformo con el leitmotiv contagioso ofrecido por la banda sonora, además de los pequeños apuntes visuales que observo en el uso de las panorámicas, la iluminación artificial, la sobreimpresión y el encuadre móvil. Estos elementos contribuyen a darle forma al ambiente de los combates, pero, desgraciadamente, pierden su eficacia por las debilidades narrativas que arrastra sus tropiezos en varios puntos irregulares. En pocas palabras, me parece otra película aburrida de artes marciales.

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Ficha técnica
Título original: The Big Boss (Tang shan da xiong)
Año: 1970
Duración: 1 hr. 40 min.
País: Hong Kong
Director: Lo Wei, Wu Chia-Hsiang
Guion: Lo Wei, Wu Chia-Hsiang
Música: Wang Fu-Ling
Fotografía: Chen Ching-Chu
Reparto: Bruce Lee, Maria Yi, James Tien, Han Ying-Chieh
Calificación: 6/10



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