Crítica de la película «Diarios de motocicleta» (2004)

Diarios de motocicleta
Diario de motocicletas es una película de Walter Salles que no me produce una catarsis emocional como para elogiarla hasta las nubes, pero a lo justo evoca sobre mí una extraña sensación liberadora que me atrapa y, ante todo, deja un rastro de enorme belleza visual con las panorámicas mostradas durante la reconstrucción del viaje de Ernesto Guevara por la carretera continental. Esto consigue añadirle una dimensión naturalista a la poética del viaje que, en su registro biográfico, reconstruye la ruta del futuro guerrillero marxista con dos actuaciones espléndidas de Gael García Bernal y Rodrigo de la Serna; sin perder de vista el horizonte que constituye su discurso político y socioantropológico. Su argumento está basado en las memorias escritas por el Che cuando apenas era un veinteañero. La trama se sitúa a principios de los años 50 y sigue a Ernesto Guevara como un estudiante de medicina que, poco antes de terminar su carrera, emprende un viaje en motocicleta junto a su amigo Alberto Granado, partiendo desde Buenos Aires para viajar miles de kilómetros por América del Sur y regresar en avión desde Venezuela. En términos generales, la narrativa, contada desde el punto de vista del Che, suele frecuentar los lugares comunes del road movie cuando los protagonistas viajan en moto por el continente y se acuestan con las mujeres que conocen; cuando discuten al aire libre las dificultades que ralentizan el viaje; cuando observan paisajes impresionantes de montañas; cuando se hacen pasar por doctores para ganar dinero. Pero me parece interesante porque, como relato de mayoría de edad, Salles desmitifica la figura de Guevara para mostrarlo, más bien, como la versión romantizada, de un joven idealista en búsqueda de una identidad, que encuentra terapéutico viajar en moto por las carreteras para descubrir otras culturas y cuya mirada catalizadora, asimismo, despierta su conciencia política cuando es testigo de las injusticias que laceran la dignidad de las clases más empobrecidas de Latinoamérica. Su síntesis discursiva puntualiza, en algunas escenas, las desigualdades económicas endémicas del continente, la condición social de las comunidades indígenas y la represión política que se organiza fuera de campo contra los comunistas analfabetos, a pesar de que a veces cae en el abismo didáctico de las obviedades maniqueas. Las motivaciones de los personajes tienen profundidad en su lado biográfico. Y me resulta agradable observar en su viaje de amistad los momentos de diversión, las disputas, la rebeldía juvenil, las reflexiones personales. De igual forma, hallo mucha química en las interpretaciones de Gael García Bernal y Rodrigo de la Serna. Uno interpreta a un muchacho rebelde, autorreflexivo, solidario, honesto, mujeriego, cuya ambición lo lleva a mirar con sus propios ojos la diversidad etnológica de la región, pero también el panorama de desdicha que se esconde detrás de las cordilleras rodeadas de niebla; en un trayecto que modifica su personalidad, varios años antes de caer adoctrinado por las ideologías de la izquierda que lo convertirían en un ícono revolucionario. El otro interpreta a un hombre decidido, promiscuo, extrovertido, que posee el don de la palabra para engañar a los demás y arranca en su moto La Poderosa a ritmo lento para disfrutar de su juventud antes de realizar como voluntario labores de leprosería. Con ellos dos, Salles reedifica la histórica expedición en moto y, además, utiliza una estética contemplativa, cercana a un documental, que se vuelve absorbente, ante todo, por el uso proxémico del espacio, manifestado con ímpetu en las panorámicas que magnifican las atmósferas naturalistas de los ecosistemas latinoamericanos constituidos por montañas, praderas, bosques, nieve, ríos, desiertos y pueblos remotos. Su topografía de paisajes, en resumen, me resulta lo suficientemente hermosa como para montar un comercial de National Geographic. 

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Ficha técnica
Título original: Diarios de motocicleta
Año: 2004
Duración: 2 hr. 06 min.
País: Argentina
Director: Walter Salles
Guion: José Rivera
Música: Gustavo Santaolalla
Fotografía: Eric Gautier
Reparto: Gael García Bernal, Rodrigo de la Serna, Mía Maestro, Mercedes Morán
Calificación: 7/10




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