Cinco películas esenciales de Akira Kurosawa

En este artículo de esenciales, selecciono cinco películas de Akira Kurosawa para los cinéfilos que desean estudiar su filmografía.



Akira Kurosawa



Akira Kurosawa es uno de los cineastas más influyentes de la historia del cine. A través de su extensa carrera, dejó una huella profunda en el cine japonés e internacional, influyendo a directores de todo el mundo. Su estilo se caracteriza por su maestría en la narración visual y la profundización en temas universales como el honor, la moralidad, el poder y la fragilidad humana. 

Combinando una cinematografía épica con un enfoque íntimo en el desarrollo de personajes, Kurosawa utiliza composiciones visuales cuidadosas, paisajes dramáticos y una dirección precisa para crear atmósferas que capturan tanto la grandiosidad como los dilemas humanos. Influenciado por el teatro clásico japonés y la literatura occidental, su cine fusiona tradición y modernidad, siendo tanto filosófico como emocionalmente impactante, con una habilidad única para cruzar barreras culturales y temporales.

A continuación, se destacan cinco de sus películas más esenciales, en un recorrido que abarca desde el existencialismo humano hasta las épicas de samuráis.


5. Los siete samuráis (1954)



Los siete samuráis


Si hay una película que define a Kurosawa, es Los siete samuráis. Esta epopeya sigue a un grupo de samuráis contratados por un pueblo campesino para defenderse de los bandidos. La película es una meditación sobre el honor, el sacrificio, el heroísmo y el valor colectivo, y presenta una de las historias más cautivadoras del cine. La dirección de Kurosawa destaca por su manejo de la acción y su capacidad para desarrollar personajes complejos en medio de batallas espectaculares. Con sus 207 minutos, se convierte en un viaje épico que nunca pierde su ritmo. 


4. Trono de sangre (1957)



Trono de sangre


Trono de sangre es la interpretación de Kurosawa de "Macbeth" de Shakespeare, ambientada en el Japón feudal. La película cuenta la historia de Taketoki Washizu (interpretado por Toshiro Mifune), un samurái que, instigado por su esposa (Isuzu Yamada), comete asesinatos para ascender al poder, solo para ser consumido por la paranoia y la traición. Es un ejemplo sobresaliente del dominio de Kurosawa en la creación de atmósferas opresivas y visuales intensas. Utiliza la niebla y los paisajes desolados para subrayar el sentido de fatalidad que recorre la trama, donde centraliza sus proezas para construir una historia oscura sobre la ambición y el poder, salpicada de tensión psicológica. Se trata de una de las mejores adaptaciones cinematográficas de una obra de Shakespeare.


3. El cielo y el infierno (1963)



El cielo y el infierno


Kurosawa no solo era un maestro del drama y las epopeyas, también era un excelente director de thrillers. El cielo y el infierno es una de sus incursiones más conocidas en este género. Basada en la novela de Ed McBain, la película sigue a Kingo Gondo (interpretado por Toshiro Mifune), un empresario cuya vida da un giro drástico cuando el hijo de su chofer es secuestrado por error, creyendo que es su propio hijo. Con esta trama en marcha, aborda dilemas morales y la lucha de clases, con una intensidad que atrapa desde el primer momento por la forma en que combina la crítica social sobre un thriller policial, mostrando una vez más su versatilidad como director.


2. Ran (1985)


RAN


RAN es una de las películas más ambiciosas de Kurosawa, y una de sus últimas obras maestras. Inspirada en "El rey Lear" de Shakespeare, la película cuenta la historia del Señor Hidetora Ichimonji, un poderoso señor de la guerra que decide dividir su reino entre sus tres hijos. Esta decisión desata una serie de traiciones, violencia y caos que finalmente lleva a la destrucción de su familia y su imperio. "Ran", que significa "caos" en japonés, es una meditación visual sobre la ambición, la traición y el inevitable declive del poder. La escala épica de la película, combinada con su estética visual meticulosamente detallada, ofrece algunas de las imágenes más icónicas del cine, como los ejércitos enfrentándose en vastos paisajes o el protagonista deambulando en estado de locura por un castillo en llamas. El uso del color y la composición de Kurosawa es magistral, destacando la grandeza y la decadencia del poder humano.


1. Vivir (1952)


Vivir


Ikiru es quizás una de las películas más conmovedoras de Kurosawa. El título se traduce como "Vivir", y la trama sigue a Kanji Watanabe (interpretado de manera brillante por Takashi Shimura), un funcionario público que, tras ser diagnosticado con cáncer terminal, se enfrenta a la realidad de su vida vacía. A lo largo de la película, Watanabe emprende una búsqueda desesperada por encontrar significado y dejar un legado antes de morir. La película aborda temas profundos como la mortalidad, el sentido de la existencia y la burocracia indiferente. Honestamente se puede decir que es un estudio filosófico sobre lo que significa realmente vivir, y su discurso resuena aún hoy en la convulsa sociedad contemporánea. Es una película que invita a la reflexión y no deja de parecerme una de las obras más humanistas de su filmografía.
 

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