Beetlejuice Beetlejuice es una película con la que me sucede algo extraño que ya había experimentado con otras obras de Tim Burton. Accedo a ella en menos de dos horas por la nostalgia que todavía me provoca la esperpéntica
Beetlejuice (1988), pero permanezco en un estado de indiferencia absoluta cuando veo sus escenas. De algún modo, es una secuela en la que Burton recupera su sello estilístico para expandir el imaginario macabro de su excéntrico personaje, pero a menudo su comedia de terror queda atrapada en una repetición vacía que le roba el alma y sepulta cualquier rastro de sorpresa, donde las cosas que observo son entregadas con cierta gratuidad en su abanico de obviedades. En esta ocasión, la trama se ambienta décadas después de los acontecimientos de la original y sigue a Lydia Deetz en los tiempos en que es una famosa presentadora de televisión y que, como madre viuda, busca reparar el vínculo debilitado que tiene con su hija Astrid; mientras se reencuentra con su madrastra Delia para asistir al funeral de su padre fallecido y alucina sobre Beetlejuice, el demonio que intentó casarse con ella treinta y seis años antes con el fin de revivir. En términos generales, la narrativa se construye sobre una serie de situaciones paralelas. Por una parte, muestra los esfuerzos de Lydia para conectar con la hija rebelde. Por la otra, presenta las travesuras de la escéptica Astrid cuando descubre el primer amor con un muchacho que conoce en una noche de Halloween y es conducida al más allá por las habilidades psíquicas heredadas de su madre. Y en el medio de estas subtramas, se cuelga el episodio de Beetlejuice, que deja su puesto como supervisor en una oficina de exorcismos para ayudar a un detective fantasma en la cacería de su exesposa, que drena los espíritus de los muertos y busca vengarse por lo que le hizo. El problema principal, no obstante, es que no hay mucho gancho en el epicentro del conflicto, y el exceso de situaciones absurdas cae en una rutina que se arregla sobre las resoluciones más predecibles pare cerrar el arco de cada personaje. El humor negro, que antes era subversivo, ahora se siente pretencioso y hasta rancio. De esta manera, para mí no es muy difícil anticipar la reconciliación entre la madre y la hija; las ocurrencias del demonio para cooperar con la policía y atrapar a su exesposa; el pacto del chiflado para casarse con la protagonista a cambio de sacar a su hija del mundo de los muertos. A pesar del ritmo apresurado, siento que algunos de los personajes ocupan solo un espacio de descripción para impulsar con sus acciones una trama que, desgraciadamente, se accidenta por las vías facilonas de estereotipos feministas y las fórmulas recicladas que se generan sobre un desfile de referencias a la antecesora. Winona Ryder y Jenna Ortega son aceptables en el melodrama maternofilial. Pero destaco, ante todo, a Michael Keaton cuando se apoya de sus gestos exagerados para interpretar de nuevo a Beetlejuice como un loco del cementerio al que le faltan dos tornillos pero que, irónicamente, es demasiado astuto para resolver los problemas, a pesar de que tiene escasas escenas para brillar y ha perdido el encanto anárquico que lo hacía tan contagioso. Él encabeza un elenco de secundarios que se siente algo desaprovechado pero que, de igual modo, son utilizados por Burton para colocar sobre la puesta en escena los hallazgos visuales que se edifican con el uso de los colores, el vestuario estrafalario, las secuencias animadas, los efectos especiales, el maquillaje mortuorio, los decorados de raíz expresionista, y, sobre todo, las atmósferas góticas que transforman su universo cotidiano de sucesos paranormales. Pero todos estos elementos, junto la correcta banda sonora de Danny Elfman, parecen solo accesorios cosméticos que adornan el ataúd de un muerto. Su película se siente como un eco que, al decir tres veces el nombre de su protagonista, invoca solo un espectro pálido de lo que una vez fue.
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Ficha técnica
Título original: Beetlejuice Beetlejuice
Año: 2024
Duración: 1 hr. 45 min.
País: Estados Unidos
Director: Tim Burton
Guion: Alfred Gough, Seth Grahame-Smith, Miles Millar
Música: Danny Elfman
Fotografía: Haris Zambarloukos
Reparto: Michael Keaton, Winona Ryder, Jenna Ortega, Catherine O'Hara, Justin Theroux, Monica Bellucci
Calificación: 5/10
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