Crítica de la película «Bajos fondos» (1961)

Bajos fondos
Después de una larga pausa, me dispongo a continuar estudiando la filmografía de Samuel Fuller con el visionado de Bajos fondos, una película en la que subvierte los estereotipos comúnmente asociados al cine gansteril para narrar la historia de un antisocial solitario que se enfrenta por su cuenta a un establishment corrupto. En cierta medida, comparte similitudes con otras películas del director como Manos peligrosas y La casa de bambú. Me parece una película neo-noir atrapante, en la que Fuller guarda los giros como las balas de una pistola y, entre otras cosas, pocas veces pierde su punto de intriga cuando dispara desde la oscuridad para revelar su trama sobre asesinato, venganza y corrupción policial; narrada con un montaje rítmico de Jerome Thoms. El argumento sigue a Tolly Devlin, un ladrón de cajas fuertes que, luego atestiguar como adolescente a los hombres que asesinan a su padre en un callejón, se dispone en su adultez a vengarse de cada uno de ellos una vez que obtiene la información que necesita de uno de los implicados que conoce en la prisión. En general, la narrativa se esquematiza siguiendo las fórmulas habituales del cine de gánsteres, en la que un hombre asciende en las filas de una organización y planifica cada uno de sus pasos para vengarse de los peces gordos que controlan un sindicato del crimen. Lo interesante, no obstante, es que el enfoque subversivo se estructura para mostrar el camino de un delincuente de poca monta que, en lugar de convertirse en un jefe del hampa, planea vengarse de unos burócratas corruptos y, dicho sea de paso, coopera en secreto con otros agentes de la ley para destruir la organización desde adentro como un informante que se arriesga a jugar en ambos lados, mientras establece una relación amorosa con una femme fatale a la que rescata de las garras de uno de los matones. Fuller construye a un personaje complejo que, en lugar de ser simplemente un vengador, es un derrotista profundamente marcado por el dolor y una obsesión que amenaza con destruirlo. Esta ambigüedad moral que atrapa a Tolly es uno de los elementos más cautivadores; porque es presentado como un hombre ordinario, cuya búsqueda de justicia lo obliga a sumergirse en las mismas aguas turbias que jura combatir. En cada escena, el componente de suspense se mantiene con fuerza y los personajes, dentro de sus descripciones, me resultan atrapantes porque sus conversaciones sacan a la luz un discurso sobre la corrupción institucional que se expone sobre las acciones de un personaje que muestra la podredumbre de un sistema, en el que las nociones de orden y poder responden a los intereses de burócratas siniestros que blanquean sus actividades dentro de los marcos legales para evadir la justicia. Su crítica sociopolítica cobra mayor ímpetu con la actuación de Cliff Robertson. En todas las escenas, Robertson asume con convicción el papel de un sujeto astuto, calculador, vulnerable, que entabla una cautelosa campaña para vengar a su padre fallecido derribando a los mafiosos que administran una red de narcóticos, chantaje y prostitución, casi como si se tratara de un policía motivado por la ética del deber que ahora lleva una cicatriz en la cara para identificarse con el castigo moral que le espera cerca del clímax por elegir el lado equivocado. La estética de Fuller dimensiona la psicología de los personajes a través de un uso solvente de los claroscuros, las atmósferas urbanas, la elipsis simbólica, el manejo recurrente del primer plano y los movimientos de cámara que añaden elegancia con las modalidades del encuadre móvil. La música de Harry Sukman, del mismo modo, se integra con consistencia en las escenas clave. Estos valores estéticos logran crear un ambiente opresivo, violento, pero, además, intensifican la sensación de fatalismo para ofrecer un relato implacable de venganza y redención en el bajo mundo estadounidense.

Streaming en:



Ficha técnica
Título original: Underworld U.S.A.
Año: 1961
Duración: 1 hr. 39 min.
País: Estados Unidos
Director: Samuel Fuller
Guion: Samuel Fuller
Música: Harry Sukman
Fotografía: Hal Mohr
Reparto: Cliff Robertson, Dolores Dorn, Beatrice Kay, Paul Dubov, Robert Emhardt
Calificación: 7/10

0 comments:

Publicar un comentario