Crítica de la película «El tiempo que tenemos» (2024)

El tiempo que tenemos
En El tiempo que tenemos, el cineasta irlandés John Crowley recurre otra vez a su poética de la pareja para interrogar, supongo, los dilemas de un matrimonio joven a lo largo del tiempo, con apuntes bastante similares a los que ofreció en la insulsa Brooklyn hace algunos años. El rato que paso con ella, pasado de la hora y media, me obliga a razonar lo suficiente como para darme cuenta de que es un drama romántico que intenta reflexionar sobre el paso del tiempo y las relaciones de pareja, pero cae en un ejercicio exasperante de pretensiones narrativas y un sentimentalismo superficial, donde no tardo en ser aplastado por una fatiga que me pone a mirar el reloj compulsivamente para saber cuándo termina el asunto protagonizado por Andrew Garfield y Florence Pugh. Tanto Garfield como Pugh interpretan, respectivamente, a Tobias Durand y a Almut Brühl, una pareja con una hija que se enfrenta al diagnóstico de una enfermedad terminal mientras intentan reconciliarse con las quimeras incumplidas y las acciones que los llevaron a este momento. En general, la narrativa estructura el motivo de los personajes con un montaje invertido que divide las escenas entre el presente agridulce de la pareja y el pasado que rememora a través de los flashbacks los instantes más preciados que vivieron juntos antes de la noticia trágica que amenaza con separarlos. El trato inicial es, desde luego, bienintencionado en su discurso sobre las complejidades del afecto, la pérdida y el paso del tiempo. El problema principal, a mi parecer, es que los dos personajes permanecen estacionados en un desarrollo artificioso que, lejos de las descripciones nimias del guion, reducen sus acciones a unas secuencias repetitivas sobre discusiones conyugales a puerta cerrada y diálogos convencionales que se distribuyen en unas escenas que parecen diseñadas únicamente para provocar lágrimas fáciles. El conflicto nunca se siente orgánico en su registro de obviedades y, por lo regular, el melodrama que se origina de las situaciones matrimoniales no tiene ningún rastro de emotividad. De esta forma, para mí es demasiado sencillo permanecer anestesiado con las inseguridades del esposo inútil que no sabe tomar decisiones; la firmeza de la esposa independiente que contra viento y marea decide luchar por sus pasiones para ser recordada como una chef feminista emblemática; los días de felicidad efímera al lado de la hija pequeña que los une ante tanta incertidumbre; las noches de sexo apasionado en la cama; los días de dolor de la esposa provocado por cáncer de ovario; los momentos de recuerdos de los tiempos que pasaron. Siento que el material predecible, que mezcla la comedía romántica con el drama, no logra aprovechar el talento de sus actores ni las posibilidades de su premisa. La relación entre los protagonistas, que debería ser el corazón de la película, nunca se muestra completamente real. Garfield, conocido por su intensidad, entrega una actuación decente, en un personaje desmasculinizado que carece de matices como el hombre atrapado en la desesperación por ayudar a su esposa moribunda. En cambio, Pugh, una de las actrices más versátiles de su generación, ofrece una interpretación algo correcta como la mujer segura de sí misma que, en sus últimos días, decide enfrentar con determinación los sueños perdidos para ser remembrada por sus seres queridos como alguien que lucha hasta el final, alcanzando su punto más sólido en la secuencia del parto. Con esos dos actores, Crowley busca construir un drama íntimo sobre el amor y la mortalidad en las relaciones de pareja, con un uso aceptable de la elipsis y de la iluminación en los espacios cerrados para dimensionar la psicología de los personajes. Sin embargo, el enfoque de Crowley resulta excesivamente calculado y nunca alcanza la profundidad dramática que promete. Apenas rasca la superficie. Irónicamente, se siente como una pérdida de tiempo.

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Ficha técnica
Título original: We Live in Time
Año: 2024
Duración: 1 hr. 47 min.
País: Reino Unido
Director: John Crowley
Guion: Nick Payne
Música: Bryce Dessner
Fotografía: Stuart Bentley
Reparto: Andrew Garfield, Florence Pugh, Adam James, Aoife Hinds
Calificación: 5/10

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