Mi compromiso para seguir estudiando el fraccionamiento de la cultura occidental me ha conducido a ver
¿Soy racista?, un documental de Justin Folk en el que Matt Walsh, con un estilo cómico cercano al de Borat, expone las contradicciones raciales que promueven los misioneros de la secta DEI sobre la sociedad norteamericana. Se trata del primer documental de la compañía de medios conservadora de Ben Shapiro, The Daily Wire, en conseguir una distribución que, de alguna manera, lo ha convertido en uno de los más taquilleros en los últimos años; pero también en uno de los más polémicos porque, hasta donde sé, una cantidad enorme de críticos de cine se ha negado a reseñarlo para refugiarse en la corrección política (algo evidente porque casi todos son liberales progresistas) y por el creciente miedo a ser cancelados si les llegase a gustar alguna broma. Yo, afortunadamente, no me encuentro en ese espectro. Lo que observo en más de hora y media me obliga a razonar lo suficiente como para saber que su síntesis discursiva es acertada, pero las interrogantes planteadas por Walsh no me parece que sean debidamente profundizadas y, desafortunadamente, permanece en una zona de confort que simplemente es aburrida, donde por momentos me asalta la sensación de que la sátira no va a ninguna parte cuando se entrevista a los profesionales del antirracismo que se desacrediten a sí mismos. En la trama, Walsh se hace pasar por un especialista certificado en diversidad, equidad e inclusión con la finalidad de interrogar el estado actual del racismo estructural que se comprime en el tejido social de la cultura estadounidense, luego de ser expulsado de un grupo de apoyo de "culpa blanca" dirigido por una profesora afroamericana. En términos generales, la narrativa adopta las fórmulas convencionales de la comedia negra y el falso documental, donde Walsh opta por asumir una identidad falsificada como divulgador acreditado en políticas de DEI para impartir talleres antirracistas y entrevistar a los expertos en la materia que impulsan la agenda ideológica, así como a ciudadanos corrientes que todavía apelan al sentido común. El problema fundamental, no obstante, es que carece de ritmo para cohesionar las escenas, y su estructura episódica cae en clichés sensacionalistas que ni siquiera tienen gracia cuando se narra algunas de las experiencias de los participantes. De esta forma, soy inmune a la aventura de Walsh cuando se viste de camarero en la cena de unas feministas radicales; cuando convence a la gente para que firmen una petición para cambiar el nombre del Monumento a Washington por el de "Monumento a George Floyd"; cuando entrevista a Robin DiAngelo, la autora del libro
Fragilidad blanca, para cuestionar las incongruencias de su investigación de blanquitud cuando le paga $30 dólares a un productor negro por los errores de sus antepasados esclavistas. Por lo menos hallo algo interesante las estratagemas utilizadas por Walsh para satirizar el culto woke. Cada uno de los testimonios reflejan no solo el radicalismo con el que se divulgan las políticas del antirracismo, sino, además, el grado de adoctrinamiento con el que se lava el cerebro a individuos para hacerles creer, dentro de los marcos conceptuales de la teoría crítica de raza y la interseccionalidad, que el racismo sistémico es solo un mal endémico entre "blancos privilegiados" y "negros discriminados". Su crítica social cobra mayor fuerza, supongo, en las escenas en que entrevista, irónicamente, a unos motociclistas blancos en un bar y a un inmigrante negro en el sur profundo, quienes afirman que la clave para terminar con la discriminación racial está en la tolerancia y en la aceptación del otro sin importar su color de piel. En este sentido, Walsh establece un diálogo que revela los prejuicios, el odio y hasta la hipocresía de gente blanca que, refugiada en el buenismo, responde a los asuntos del racismo por la doble moral y por una ética más que cuestionable cuando se muestra lo que son capaces de hacer por las ganancias que institucionalizan el programa monolítico. Walsh entiende genuinamente la pregunta que plantea, pero, desgraciadamente, su documental toma una ruta demasiado fácil para llegar a las respuestas más obvias.
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Ficha técnica
Título original: Am I Racist?
Año: 2024
Duración: 1 hr. 40 min.
País: Estados Unidos
Director: Justin Folk
Guion: Matt Walsh, Justin Folk, Brian A. Hoffman, Dallas Sonnier
Música: Uncle Chubbz
Fotografía: Anton Seim
Reparto (como ellos mismos): Matt Walsh, Robin DiAngelo, Saira Rao, Regina Jackson
Calificación: 5/10
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