Crítica de la película «Megalópolis» (2024)

Megalópolis
En Megalópolis, Francis Ford Coppola regresa al cine a sus 85 años tras una ausencia de más de una década y, además, pone en marcha un proyecto que mantuvo en desarrollo desde finales de los años 70. El rato que paso viendo sus imágenes me recuerda algo que el propio cineasta dijo alguna vez sobre la necesidad de ser pretencioso, porque aquí, en efecto, su poética del esplendor se convierte en un ejercicio de ombliguismo y pretenciosidad. Con una duración superior a las dos horas, Coppola se esfuerza en presentarla como una epopeya retrofuturista sobre la decadencia de un nuevo imperio romano, pero su propuesta, a menudo, tropieza con un ritmo atropellado que debilita su pulso y expone las fisuras de unos personajes huecos que sirven como accesorios sobre la estilización que le añade algo de pompa a la parte visual. La trama se ambienta en un futuro alternativo en el que la ciudad de Nueva York ha sido rebautizada como Nueva Roma, y sigue la existencia de un arquitecto visionario llamado César Catilina, quien es miembro de una poderosa familia de oligarcas y tiene el plan ambicioso de reconstruir una franja de la metrópolis para transformarla en una utopía; mientras se enfrenta a un alcalde corrupto que se opone a sus planes y se enamora de una socialité que es hija del rival. En términos generales, la narrativa estructura el asunto como un híbrido formado sobre la base del melodrama, la ciencia-ficción y la épica romana de carácter shakespeariano, que funciona para establecer el conflicto de unos personajes que colisionan para decidir el destino entre las familias de la élite gobernante que goza de la corrupción y la burocracia que representa la voz de la gente que vive en la pobreza. En un principio mantengo todo mi interés encendido cuando observo la odisea del arquitecto que tiene la capacidad de detener el tiempo para construir sus ambiciosos monumentos en los días en que atraviesa una extraña crisis creativa y cae en los vicios para apaciguar la culpa por la muerte de su esposa. Sin embargo, pasada la media hora me asalta una sensación de abulia que me impide sentir algo por esas escenas que se distribuyen de manera plomiza entre el arquitecto que sueña con el futuro mejor al lado de la mujer que le devuelve su creatividad para congelar el tiempo; la negativa del alcalde liberal que niega el avance urbanístico para seguir los códigos de la política populista; las trampas de una rubia fatal codiciosa que seduce a un magnate anciano para quitarle la fortuna; la villanía del primo rico que busca sacar del juego a César y ambiciona con heredar el banco administrado por la familia para impulsar su agenda fascista. La falta de cohesión interna del relato desarticula la narración hasta mantenerla suspendida en una inercia de situaciones banales que, por lo regular, reducen las acciones de los personajes a discusiones a puerta cerrada y paseos por la ciudad decadente, sin una profundidad que los convierta en seres de tres dimensiones, más allá de las descripciones obvias impuestas por el guion. El barullo se resuelve a modo de gratuidad con el único fin, supongo, de interrogar la polarización política que sacude a la sociedad norteamericana, pero vista desde la óptica de un hombre idealista que recurre a su ingenio para construir un puente que conecte a una población dividida por la desigualdad, la demagogia, la corrupción, los escándalos, el oportunismo, la lealtad, la avaricia, la traición, el poder. Las lecturas de su discurso se tornan demasiado básicas. Pero, por lo menos, ofrece cierta pomposidad visual en su dirección de arte y en las atmósferas que construyen la arquitectura de la ciudad utópica por la que se presentan las actuaciones competentes de Adam Driver, Nathalie Emmanuel y Aubrey Plaza. Todo lo demás, francamente, me resulta olvidable. La ambición de Coppola queda sepultada bajo los escombros de lo que pudo haber sido una gran ciudad.

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Ficha técnica
Título original: Megalopolis
Año: 2024
Duración: 2 hr. 18 min.
País: Estados Unidos
Director: Francis Ford Coppola
Guion: Francis Ford Coppola
Música: Osvaldo Golijov, Grace VanderWaal
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Reparto: Adam Driver, Giancarlo Esposito, Nathalie Emmanuel, Aubrey Plaza, Shia LaBeouf, Jon Voight
Calificación: 5/10

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