Mis estudios sobre el western me han acercado con cierto interés a las imágenes de
Los depravados, conocida también en algunas partes como
El vengador sin piedad, una película de Henry King que constituye uno de los dos westerns que realizó con Gregory Peck, estrenado ocho años después de la magnífica
El pistolero (1950). Peck alguna vez admitió que le resultó difícil entender cómo interpretar a un personaje tan odioso porque, entre otras cosas, lo veía como un instrumento político para cuestionar el macartismo que él mismo detestaba. Y esto es completamente entendible porque, a decir verdad, es un western crepuscular que se beneficia de la enorme presencia de Peck para mantener la trama inquietante sobre justicia, creencia y venganza, sin perder de vista unas panorámicas preciosísimas en CinemaScope que le añaden autenticidad a su horizonte topográfico dentro del encuadre. En la trama, Peck interpreta a Jim Douglass, un ranchero que llega en su caballo hasta el poblado de Río Arriba con la finalidad de presenciar el ahorcamiento de cuatro forajidos capturados por el alguacil de los que está convencido que violaron y mataron a su esposa en su propio rancho apenas seis meses antes; pero cuya travesía de venganza da un giro cuando los bandidos escapan de la cárcel con una rehén y se ve obligado a cooperar con los agentes de la ley para perseguirlos por las montañas. En términos generales, la narrativa se estructura siguiendo las nomenclaturas básicas del western revisionista que son establecidas, dicho se de paso, cuando el vaquero íntegro que perdió la fe busca la venganza en un territorio donde la moral parece haber desparecido y solo predomina la violencia de los más fuertes. Sin embargo, me resulta bastante entretenida por la manera en que los elementos del género se integran con sutileza en cada escena y, ante todo, las motivaciones de los personajes están construidas con cierta solidez a través de los diálogos del guion de Philip Yordan, a pesar de ligeros facilismos con los que se resuelve el conflicto. La síntesis descriptiva del relato no iconógeno me revela todo lo que necesito saber sobre las acciones de algunos de los personajes que se distribuyen entre la búsqueda de venganza del cowboy perturbado por el pasado; la sabiduría breve del sacerdote en la iglesia que recibe a los pecadores; los dilemas amorosos de la chica vestida de negro que intenta recuperar el amor perdido; la huida por los montes de los cuatro fugitivos que desconocen los motivos por el cual el cazador los persigue para matarlos. Hay tiroteos, persecuciones a caballo, conversaciones en la cantina, caminatas por el pueblo desolado. Las secuencias de acción avanzan a un ritmo contenido que mantiene el grado de consistencia con la figura imponente de Peck. El registro de Peck no necesita pistola cuando dispara con la mirada y los gestos estoicos de su rostro para interpretar a Jim como un hombre serio, impasible, calculador, atrapado por las dudas de un dilema ético-moral cuando solo desenfunda el revólver para matar sin misericordia a los cuatro hombres equivocados; desarrollando una química palpable al lado de Joan Collins. Los villanos estereotipados también son un poco creíbles. Con todos ellos, King traza una visión oscura del lejano oeste que desmitifica el idealismo tradicionalista al arrojar metáforas religiosas que interrogan el honor, la naturaleza de la creencia y el sentido de justicia desde el conservadurismo. El sello estilístico de King se preserva, de igual forma, con los valores que ilustra en la puesta en escena a través de la elipsis, el primer plano, el campo-contracampo, el uso psicológico del color, los decorados, el fuera de campo y la densidad panorámica aplicada a cada plano de los paisajes de la frontera mexicana con la lente de Leon Shamroy. El tratamiento se complementa, además, con un contagioso leitmotiv de la música de Lionel Newman. Se trata, en efecto, de un western finamente ajustado del prolífico director estadounidense.
Streaming en:
Ficha técnica
Título original: The Bravados
Año: 1958
Duración: 1 hr. 38 min.
País: Estados Unidos
Director: Henry King
Guion: Philip Yordan
Música: Lionel Newman
Fotografía: Leon Shamroy
Reparto: Gregory Peck, Joan Collins, Henry Silva, Lee Van Cleef, Stephen Boyd
Calificación: 7/10
0 comments:
Publicar un comentario