Crítica de la película «Babygirl: deseo prohibido» (2024)

Babygirl
En Babygirl, la realizadora holandesa Halina Reijn recurre a su poética del sexo para acercarse, supongo, al polémico tópico de la efebofilia que se ha tocado varias veces en el cine, pero invirtiendo la brújula moral del asunto hacia la perspectiva de una mujer de mediana edad. Previo al visionado, había escuchado algunas cosas maravillosas de ella desde su exhibición en el pasado Festival de Cine de Venecia, donde Nicole Kidman fue galardonada con la Copa Volpi a la Mejor Actriz, pero, desgraciadamente, pongo todo en duda cuando permanezco anestesiado durante dos horas por la falta de gancho que hay en su afán de provocación. Como thriller erótico, tiene algunos momentos intensos con la actuación de Kidman como la mujer obsesionada, pero en ocasiones cae en un aparato de redundancia del que nunca llega a salir para interrogar los tópicos sobre el sexo, el poder y los roles de género, quedando más o menos en una superficie higienizada que repite las peripecias sobre el deseo sin ir a ningún lugar en específico. Su argumento se desarrolla en la ciudad de Nueva York y tiene como protagonista a Romy Mathis, la directora ejecutiva de una empresa de automatización de procesos robóticos que, para escapar de la rutina matrimonial del esposo complaciente que no la satisface sexualmente, se dispone a tener unas relaciones adúlteras con un joven pasante que conoce en su compañía. En general, la narrativa sigue con morbo y facilismos el manual básico del thriller erótico sobre el adulterio, pero trasladando la materia hacia la óptica de una rubia retorcida que busca el placer sexual en un veinteañero que le devuelve las sensaciones que no había experimentado nunca. El arranque es, desde luego, atrapante. Sin embargo, siento que la trama no va a ninguna parte porque, entre otras cosas, el desarrollo de los personajes apenas rasca la superficie y, además, sus acciones se reducen a diálogos a puerta cerrada que pocas veces agregan alguna capa adicional de profundidad psicológica. Reijn adopta un enfoque irremediablemente convencional que no se toma la molestia de salirse de la zona de confort que se reitera entre los besos apasionados, los encuentros de sexo duro en el hotel, las sesiones privadas en la oficina, la dinámica de dominio y sumisión que conducen a Romy a tener orgasmos fuertes en su aventura sexual. El barullo de las 50 sombras de Romy responde, en su obviedad discursiva, a un comentario sobre los tabúes de la sexualidad femenina y el sexo como instrumento de empoderamiento, pero entendido ahora como la obsesión de una mujer adulta que sostiene un episodio de infidelidad con un hombre más joven con ella para solventar los conflictos internos provocados por la insatisfacción sexual y la vida rutinaria como madre atrapada en la cárcel del rendimiento empresarial. A modo subtextual, su dialéctica también demoniza la masculinidad tóxica como el catalizador de los juegos de poder sexual que se originan en los roles de géneros, donde el objeto de placer ejerce cierta dominación sobre el sujeto que desea poseerlo. En este sentido, la actuación de Kidman me parece solvente cuando utiliza su registro expresivo para interpretar, con la mirada y su físico, la efigie de una mujer obsesiva, de sentimientos contradictorios, atrapada por los placeres sexuales prohibidos que la conducen al abismo del prejuicio, los celos y la inmoralidad. La química que ella tiene con Harris Dickinson funciona hasta cierto punto, a pesar de que este interpreta a un personaje unidimensional al que se le dan un par de líneas de diálogo para rellenar su vacío de desarrollo. Reijn suele encuadrarlos en una puesta en escena que posee cierta elegancia por el lado visual que se presenta en los espacios de la oficina, además de integrar en algunas escenas una banda sonora contagiosa de Cristobal Tapia de Veer. Pero esto, en efecto, no es suficiente para sacar la película de la inercia de las obviedades.

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Ficha técnica
Título original: Babygirl
Año: 2024
Duración: 1 hr. 54 min.
País: Estados Unidos
Director: Halina Reijn
Guion: Halina Reijn
Música: Cristobal Tapia de Veer
Fotografía: Jasper Wolf
Reparto: Nicole Kidman, Harris Dickinson, Antonio Banderas, Sophie Wilde
Calificación: 5/10

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