El muelle es un cortometraje experimental en el que Chris Marker aborda la estructuralidad temporal del fotomontaje para añadirle, supongo, una dimensión ontológica a la imagen en movimiento en su etapa bruta de fotografía estática. A lo largo de los años, ha sido reverenciado por los devotos del banco izquierdo de la Nueva Ola Francesa, que han encontrado en sus imágenes una especie de intervención divina. Pero yo, desafortunadamente, no consigo encontrar nada de esto en la media hora que dura su asunto. Observo que a ratos funciona como un ejercicio de estilo en el que Marker, con una estética rupturista, experimenta con los marcos conceptuales del montaje cinematográfico, pero no deja de ser un experimento apresurado y pretencioso en su síntesis narrativa, donde me quedo en un completo lapso de abulia cuando veo la sucesión de fotos fijas del hombre que viaja en el tiempo. Luego de un breve prólogo en el que un niño es testigo de una tragedia en un aeropuerto de París antes de la Tercera Guerra Mundial, la narración se desarrolla en un futuro postapocalíptico en el que los supervivientes viven en túneles subterráneos, y sigue la travesía de un hombre que es manipulado por unos científicos para viajar al pasado en una máquina del tiempo y transformar el presente distópico en una utopía. En general, esta narrativa tiene un arranque que es un poco interesante por la forma híbrida en que se conjunta el documental, la ciencia-ficción y el romance para contar, a través de la voz en off, las experiencias de un hombre que intenta reconstruir los fragmentos de su memoria mientras descubre, además, el amor imposible en medio de una misión suicida. Sin embargo, el tratamiento de los personajes es un poco banal y, por lo regular, sus acciones se limitan a describir el conflicto en la superficie sobre una serie de situaciones reiterativas que no conducen a ningún lado en específico. De esta manera, permanezco anestesiado al ver los viajes al pasado del hombre que era soldado en la guerra del futuro; la relación romántica entre el hombre futuro y la mujer del pasado; la sala de experimento en el que los investigadores siniestros colocan el dispositivo tecnológico sobre los ojos del conejillo de indias; la reunión con los seres tecnológicamente avanzados del futuro lejano. La ausencia de textura psicológica de los personajes me induce a pensar lo suficiente como para saber que no son más que simples autómatas, colocados en ciertas escenas por Marker con la finalidad de enunciar un discurso sociopolítico que, en su horizonte de sucesos, habla sobre los recuerdos, la esperanza y la naturaleza del tiempo; pero que, a modo subtextual, en su parte más implícita, denuncia el capitalismo como una "distopía totalitaria" que deshumaniza y destruye al hombre. Esto es específicamente cierto cuando muestra las peripecias del hombre condenado como el reflejo de un proletario atrapado en el laberinto de las dudas, cuya propia explotación en manos de agentes externos lo convierte en un ser vacío que no puede recodar ni su propia identidad fragmentada. Marker sintetiza así el sistema como una cárcel atemporal que condena al individuo alienado en una distopía totalitarista de la que es imposible escapar una vez que se instala en el tiempo. El problema de su discurso es que, en efecto, permanece situado en un registro de obviedades que pone en duda la lógica de sus afirmaciones contradictorias. Por lo menos, encuentro algunos hallazgos interesantes en su poética de la imagen espaciotemporal, sobre todo en los valores estéticos que se subrayan en su uso del encuadre congelado, el sonido diegético, el plano fijo, los claroscuros, el fundido a negro y el fundido encadenado. Con la integración de estos elementos se construye una narración elíptica que, en teoría, es algo novedosa como experimento formal en blanco y negro, pero que, a fin de cuentas, es tan plana como una foto revelada en el laboratorio.
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Ficha técnica
Título original: La jetée
Título original: La jetée
Año: 1962
Duración: 28 min.
País: Francia
Director: Chris Marker
Guion: Chris Marker
Duración: 28 min.
País: Francia
Director: Chris Marker
Guion: Chris Marker
Música: Trevor Duncan
Fotografía: Jean Chiabaud
Reparto: Davos Hanich, Jacques Ledoux, Hélène Chatelain
Fotografía: Jean Chiabaud
Reparto: Davos Hanich, Jacques Ledoux, Hélène Chatelain
Calificación: 6/10
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