Crítica de la película «Septiembre 5» (2024)

Septiembre 5

En Septiembre 5, el director suizo Tim Fehlbaum intenta aproximarse, desde una poética fenomenológica, a los sucesos históricos que condujeron a la masacre de Múnich de 1972 arreglada por los terroristas palestinos de Septiembre Negro, pero desde la óptica de aquel equipo de reporteros de la ABC Sports que le dio cobertura en televisión en vivo durante un día completo. Se dice que Fehlbaum pasó meses investigando los eventos para comprometerse con una presunta veracidad. El tiempo de hora y media que duro viendo sus escenas me inducen a pensar, entre otras cosas, que el trabajo de Fehlbaum desperdicia una oportunidad para ofrecer algo diferente sobre dicho acontecimiento porque, francamente, es un drama histórico que carece de cualquier rastro de intriga y que, a menudo, permanece situado en una zona higienizada cuando transmite su texto sobre los dilemas éticos del periodismo televisivo, donde tengo la sospecha de que Fehlbaum busca hasta manipular las intenciones políticas de un grupo con una mirada acrítica. Su argumento arranca durante los Juegos Olímpicos de 1972 y sigue al equipo de profesionales de la ABC, quienes son dirigidos por Roone Arledge y Marvin Bader para transmitir en vivo y directo los principales acontecimientos de los atletas que compiten en los distintos deportes en Alemania Occidental, pero cuya programación se ve interrumpida cuando un grupo de terroristas afiliados a la OLP toman como rehenes a unos atletas israelíes en una villa olímpica para exigir la liberación de unos prisioneros de guerra palestinos, algo que los obliga a tomar decisiones apresuradas para comunicar el incidente al público televisivo. En términos generales, la narrativa muestra la presión de los reporteros de TV cuando toman la decisión de colocar las cámaras desde distintos ángulos para lidiar con la presión de montar una historia que se acomode al discurso político del reportaje. Sin embargo, el enfoque adoptado por Fehlbaum pierde su horizonte porque los personajes carecen de textura psicológica más allá de las descripciones superfluas del guion y sus acciones, por lo regular, permanecen estacionadas en una serie de situaciones redundantes que le quitan tensión al asunto cuando hablan más de lo necesario a puerta cerrada. El conflicto central de los personajes, frecuentemente mostrados desde los espacios herméticos de la sala de control, se reduce a una descarada exposición de diálogos inanes que solo me causa fatiga y me desconecta de inmediato de todo lo que le sucede al colectivo de profesionales de la desinformación. La ausencia de gancho se vuelve terriblemente palpable porque, dicho sea de paso, estos personajes solo funcionan como simples autómatas que, en su capa situacional más obvia, son utilizados por Fehlbaum para elaborar un comentario sobre la ética periodística en el manejo de crisis que se entiende como los riesgos que adoptan los periodistas para garantizar que las últimas noticias sean veraces; pero cuya síntesis abandona la eficacia textual al caer en un maniqueísmo que, de forma implícita, blanquea la justificación política de los terroristas palestinos que se ocultan con el fin demonizar a los rehenes israelíes (lo vende como si ellos son, en efecto, los malos que se lo merecen por ser "causantes" de los problemas bélicos del Medio Oriente) y la incompetencia de las autoridades alemanas. Todo este discursillo panfletario, bajo su denuncia hipócrita de progresismo propalestino, es colocado de una manera manipulativa por Fehlbaum a través de la síntesis dialógica de la narración, y responde claramente al contexto político actual de la guerra de los israelíes contra los terroristas radicales de Hamás. Su estética, al menos, es acertada cuando reproduce la época de los 70 con autenticidad, utilizando componentes como el sobreencuadre, la elipsis, el sonido diegético, el fuera de campo y las imágenes de archivo de carácter documental para reconstruir el material desde la perspectiva de los reporteros que escuchan las negociaciones con los terroristas en medio de la crisis. Estos elementos se integran con consistencia, pero, por desgracia, no son más que accesorios cosméticos, de un thriller histórico aburrido y sin brío sobre el oficio del sensacionalismo. Prefiero la versión de Spielberg en Munich.



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Ficha técnica
Título original: September 5
Año: 2024
Duración: 1 hr. 35 min.
País: Alemania
Director: Tim Fehlbaum
Guion: Moritz Binder, Tim Fehlbaum, Alex David
Música: Lorenz Dangel
Fotografía: Markus Förderer
Reparto: Peter Sarsgaard, John Magaro, Ben Chaplin, Leonie Benesch, Benjamin Walker
Calificación: 5/10

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