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Luego de unas cuantas temporadas sin acercarme al cine de Ramin Bahrani, siendo
99 casas la última que recuerdo haber visto, consigo pasar cerca de dos horas viendo
Tigre blanco, una película que funciona como una adaptación de la novela homónima de Aravind Adiga que se publicó en 2008 y fue un exitoso
best seller. Lo que observo, de alguna manera, me recuerda a la maravillosa
Quisiera ser millonario (Boyle, 2008), pero, a diferencia de esta, no encuentro algo que me atrape y me obligue a aplaudir sus presuntas virtudes. Se puede decir que cuenta con una actuación decente de Adarsh Gourav, pero, a menudo, su relato sobre capitalismo, clases y emprendedurismo pierde el impulso inicial cuando se accidenta en lugares comunes. Su trama se sitúa en 2010 y sigue las experiencias de Balram Halwai, un empresario que rememora desde su oficina los días en que era un chófer anclado a la servidumbre voluntaria de una casta adinerada en la Nueva Delhi, donde se abre camino conduciendo para el adinerado Ashok y su novia Pinky. En general, la premisa tiene un arranque que me engancha, dicho sea de paso, por la forma en que la narrativa, a través de la analepsis y el recurso de la voz en off, busca dotar a Balram de una identidad fuerte y una mirada irónica sobre su propio destino, bajo aquella vieja estructura lineal del marginado que asciende en la esfera capitalista al ser un siervo de los ricos que depositan su confianza en él. A lo largo de las escenas sobre la historia de Balram se muestra las tragedias familiares en los barrios contaminados de pobreza; las costumbres ancestrales de la cultura india en su complejo sistema de castas; la vida en las calles oscuras pobladas por soeces del bajo mundo; la desigualdad social de los que están condenados a la miseria; la corrupción burocrática de políticos que arreglan sus negocios por medio del soborno. El problema principal, no obstante, radica en la ausencia de pulso narrativo que hay detrás del retrato cínico del ascenso de Balram. Por momentos me da la sensación de que las acciones del personaje se reducen a diálogos inanes a puerta cerrada, en una serie de situaciones convencionales que nunca abandonan el tono previsible ni el lastre expositivo que opta por sobreexplicar demasiado las dinámicas de poder que presenta. El registro de obviedades se extiende innecesariamente sin arrojar alguna reflexión seria y, en su síntesis discursiva, utiliza la fábula de crimen de Balram para ofrecer una crítica social sobre el capitalismo emprendedor, entendido ahora como la astucia de un individuo pobre que, luego de ser víctima de la podredumbre moral de los opresores ricos que se imponen sobre el despiadado sistema de castas, toma la iniciativa de valerse por sí mismo para vengarse cínicamente de los que abusaron de su dignidad y, ante todo, identificar las oportunidades de negocio para invertir el capital en una empresa que pueda satisfacer las necesidades de los consumidores. A pesar de los facilismos que suavizan la ironía su discurso es, desde luego, correctísimo al examinar la dialéctica del amo y el siervo dentro del capitalismo. Y la interpretación de Gourav es algo aceptable cuando emplea los gestos y la mirada para comunicar la impotencia de un sujeto decidido, ambicioso, sinuoso, que como sirviente se arriesga a salir de la zona de confort para rechazar las normas socialmente establecidas e independizarse de los amos ricos; a pesar de que está atrapado en un guion que a veces lo convierte en una caricatura inofensiva. Con ellos, Bahrani encuadra algunas atmósferas rurales y urbanas que me resultan vistosas cuando reflejan el amplio contraste social que hay de la India occidentalizada. Pero no hay nada más. Lo otro se queda a medio camino entre la sátira social y el drama de superación. En el feroz mercado de Netflix no es el ejemplar dominante, sino, más bien, uno más en la manada.
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Ficha técnica
Título original: The White Tiger
Año: 2021
Duración: 2 hr. 05 min.
País: India
Director: Ramin Bahrani
Guion: Ramin Bahrani
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans
Fotografía: Paolo Carnera
Reparto: Adarsh Gourav, Priyanka Chopra, Rajkummar Rao
Calificación: 6/10
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