Mi interés historiográfico por los orígenes del cine péplum ha depositado mi mirada en las imágenes que ofrece Cabiria, una película muda del director italiano Giovanni Pastrone ampliamente considerada por muchos como innovadora por algunas de sus técnicas cinematográficas. Se dice que Pastrone hizo el rodaje de los exteriores en Túnez, Sicilia y los Alpes, además de que su ambición lo llevó a fabricar inmensos decorados en el que participaron miles de extras. La versión restaurada que he logrado ver me hace dudar de la aclamación que ha adquirido a lo largo de las décadas porque, francamente, no está ni siquiera a la altura de las épicas de Griffith. Como épica histórica silente cuenta con escenarios colosales que son encuadrados con sofisticados movimientos de cámara, pero en general me da la sensación de que Pastrone no le añade la fuerza suficiente a los personajes y el melodrama pierde el sentido de ironía hasta volverse aburrido. Su historia se divide en cinco capítulos y se ambienta en la antigüedad, específicamente en las regiones de Sicilia, Cartago y Cirta durante el período de la Segunda Guerra Púnica. En el primer capítulo una niña llamada Cabiria se separa de su familia, luego de la erupción del volcán Etna que obliga a todos los pueblerinos a huir desesperadamente entre los escombros. En el segundo, Fulvio Axila, un patricio romano, y Maciste, su enorme y musculoso esclavo, son contratados por una mujer, Croessa, con el fin de impedir que Cabiria, después de haber sobrevivido, sea ofrecida como sacrificio a los dioses en el Templo de Moloch. En el tercero, Fulvio huye de una emboscada y Maciste es capturado por el enemigo, mientras Cabiria es acogida secretamente en medio del caos por Sofonisba en Numidia. Los otros dos capítulos narran las peripecias de Fulvio y Maciste después de 10 años, mientras tratan de rescatar de nuevo a Cabiria y experimentan el barbarismo de una guerra entre los romanos y los cartagineses. El problema fundamental, no obstante, es que los episodios carecen de cohesión interna y la narrativa, a menudo, reduce las acciones de los personajes a las de unas marionetas teatrales que solo sirven para impulsar unos conflictos repetitivos que, en su capa discursiva, buscan reflejar un comentario sociopolítico de marcado carácter nacionalista sobre el expansionismo del reino italiano en el período del imperialismo colonial de principios del siglo XX, donde la victoria del ejército romano sobre los militares cartagineses instrumentalizan la alegoría a modo de paralelismo histórico. Los personajes solo ocupan un espacio obvio de descripciones, pero, entre todos ellos, solo consigo destacar a Maciste, interpretado con cierta pericia física por Bartolomeo Pagano, el estibador genovés que introduce al mítico personaje por primera vez en el cine y volvería a encarnarlo en otras 26 ocasiones. Cuando él está en pantalla su presencia la otorga otra dimensión a las escenas y fácilmente el relato hubiese sido más entretenido si todo girara en torno a su personaje. Además de Maciste, lo más interesante radica en los valores estéticos que Pastrone saca a relucir sobre la puesta en escena y donde, dicho sea de paso, dinamiza algunas acciones con el uso del encuadre móvil que se sintetiza sobre el reencuadre, el zoom y los diversos travellings de seguimiento en los que la cámara, montada en una plataforma de dolly, se mueve fluidamente de un lado a otro gracias al ingenio de Segundo de Chomón. Estos elementos permiten crear, aunque sea momentáneamente, una ruptura con el estatismo fijo del plano general que evoca el teatro filmado. Pastrone también se preocupa por añadirle autenticidad al reproducir la era antigua a través del vestuario y el pomposo diseño de producción que, además, goza de efectos especiales de sobreimpresión y reconstruye eventos históricos como la batalla de Siracusa en la que Arquímedes pone a prueba sus espejos, el paso del ejército de Aníbal al cruzar los Alpes y los rituales en el gigantesco Templo de Moloch. Desafortunadamente, ninguna de estas propiedades consigue disipar su efectismo rutinario.
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Título original: Cabiria
Duración: 2 hr. 36 min.
País: Italia
Director: Giovanni Pastrone
Guion: Gabriele D'Annunzio, Giovanni Pastrone
Fotografía: Augusto Battagliotti, Eugenio Bava, Natale Chiusano, Segundo de Chomón, Carlo Franzeri, Giovanni Tomatis
Reparto: Lidia Quaranta, Umberto Mozzato, Bartolomeo Pagano
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