Crítica de la película «Tarzán de los monos» (1932)

Tarzán de los monos

Después de pasar unas cuantas temporadas sin explorar el cine de W.S. Van Dyke, regreso a su filmografía con el visionado de Tarzán de los monos, una película pre-Code de la MGM que supone la primera de las 12 películas que hizo el popular nadador olímpico convertido en actor, Johnny Weissmuller. Se basa libremente en la novela de Edgar Rice Burroughs y, hasta donde sé, fue éxito enorme de taquilla durante su estreno. Pero, por desgracia, el rato de más de hora y media que paso no me permite extraer las emociones que debería sentir de un melodrama exótico como este. A ratos es una película que se beneficia de la destreza física de Weissmuller como el legendario héroe de la selva, pero, en general, la aventura exótica pisa terrenos reiterativos que se suelen perder entre los gritos y el safari. La trama, escrita con diálogos de Ivor Novello, se ambienta en la jungla africana y sigue a Tarzán, un hombre fuerte que se ha criado como un salvaje entre los animales y que, luego de entrar en contacto con unos expedicionarios liderados por el señor James Parker y el cazador Harry Holt, rapta a la bella hija de Parker que se llama Jane para mantenerla cautiva en el lugar en el que convive con los chimpancés. En términos generales, la narrativa avanza con cierto ritmo cuando muestra de forma convencional las hazañas de Tarzán como la de un héroe que, siendo ayudado por primates y elefantes, supera los obstáculos como un superdepredador y salva a la chica hermosa de los peligros de la jungla, mientras lucha contra leones y nada a toda prisa para escapar de los cocodrilos con ayuda de los hipopótamos. Dentro de los márgenes característicos del cine pre-Code presenta hombres semidesnudos, luchas sangrientas, disparos señalados, crueldad animal, baños eróticos en el río, mujeres sexualmente liberadas. Sin embargo, sospecho que hay escasa emoción. Las acciones de los personajes impulsan conflictos superficiales que son previsibles y, por lo regular, carecen de gancho cuando se sintetizan sobre la atracción romántica que se desarrolla entre Tarzán y Jane; la rutina de los monos que viajan trepando los árboles; el rescate de Jane en manos de los cazadores enviados por su padre; los enfrentamientos de Tarzán con varias bestias agresivas; la entrada de una tribu de enanos negros muy agresivos que capturan a una parte de la expedición. Por lo menos, encuentro interesante el comentario soterrado que metaforiza la condición social del hombre en un período posterior a la Gran Depresión, bajo una capa alegórica que acentúa el heroísmo de Tarzán con un idealismo que va dirigido a dimensionar las esperanzas de aquellos individuos afectados que son "devueltos a la naturaleza" en la jungla de cemento. También la actuación de Weissmuller cuando emplea su físico y su pericia atlética para mostrar a Tarzán como un superhombre temerario, ágil, que trepa por los árboles y mata a sangre fría para rescatar a su mujer como si estuviera llamado por el deber moral. Él tiene una química palpable con Maureen O'Sullivan, quien aquí tiene una actuación algo blanda como la mujer caprichosa e histérica que siente la llamada de la selva para ser seducida por el macho dominante al que le enseña a hablar. Van Dyke suele colocarlos en una puesta en escena que goza de autenticidad en los decorados que reproducen la selva, además del encuadre móvil que dinamiza algunas escenas panorámicas. Sus escenas están acompañadas de un material de archivo que, a modo casi documental, subraya las costumbres de las tribus africanas con mirada antropológica. Pero, quizás, lo más notable de todo es el diseño sonoro que agita mis oídos con el contagioso grito distintivo y ululante de Tarzán, del que todavía a día de hoy hay relatos contradictorios sobre los orígenes acústicos de la singular voz. Este grito es, en efecto, lo único que permanece conmigo cuando llega el final feliz entre Tarzán, Jane y Chita.


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Ficha técnica
Título original: Tarzan, the Ape Man
Año: 1932
Duración: 1 hr. 40 min.
País: Estados Unidos
Director: W.S. Van Dyke
Guion: Ivor Novello, Cyril Hume
Música: William Axt
Fotografía: Harold Rosson, Clyde De Vinna 
Reparto: Johnny Weissmuller, Maureen O'Sullivan, Neil Hamilton, C. Aubrey Smith
Calificación: 6/10

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