La última gran actuación es una película independiente en la que, Gia Coppola, rescata del olvido a la emblemática Pamela Anderson para hablar, supongo, de aquel tópico en boga en algunos círculos feministas sobre la cosificación de la mujer en la industria del espectáculo. La aclamación que ha obtenido desde su paso por los festivales de cine me ha hecho cuestionar su guion en más de una ocasión porque, francamente, a pesar de la actuación destacada de Anderson, tengo la ligera sensación de que el drama carece de pulso y, a menudo, permanece estacionado en una zona convencional que tiende a su subrayar demasiado las obviedades de la bailarina que desea el último show antes de que se cierren las cortinas. La trama, situada en la famosa ciudad de Las Vegas, se centra en la vida de Shelly Gardner, una corista de mediana edad que se enfrenta a la incertidumbre del desempleo después de enterarse de que la revista clásica de estilo francés en la que ha actuado durante tres décadas, Le Razzle Dazzle, está a punto de cerrar en un casino de The Strip. En términos generales, la narrativa capta mi interés cuando se muestra el dilema ético-moral de Shelly bajo los estándares del drama sobre el showbiz, en el que es una protagonista que lucha en contra distintas circunstancias cotidianas que sirven para acentuar las cosas de su pasado que apenas se reflejan en los diálogos. El problema fundamental, sin embargo, radica en que el guion debilita la psicología de Shelly y suele colocarla, más bien, en una serie de situaciones superficiales que se vuelven terriblemente reiterativas cuando los personajes hablan más de lo necesario para advertir la desdicha que ella atraviesa. En este sentido, deduzco de inmediato que las acciones de ella se reducen a las conversaciones en el camerino con las amigas más jóvenes que ensayan frente al espejo los bailes exóticos; los intercambios con la mejor amiga que trabaja como camarera de cócteles; las discusiones para recuperar el vínculo con la hija distanciada a la que abandonó por su trayectoria profesional; las intervenciones con el productor del espectáculo que anuncia todo por el micrófono. Todo luce demasiado puesto, previsible, sin alcanzar nunca algún grado de impulso dramático. Y sospecho que esto es así porque, valga la redundancia, Coppola adopta un enfoque discursivo que utiliza las acciones de los personajes para construir, en su capa dialógica, un discursillo de marcado carácter feminista sobre la cosificación de la mujer en la esfera del espectáculo, entendido ahora como la imposibilidad de perseguir los sueños de una bailarina de clase obrera a la que el tiempo le pasó por encima y que, por desgracia, nunca pensó en ampliar sus aptitudes invirtiendo el poco capital que ganaba para arriesgarse a buscar otras formas de ingreso a través de las oportunidades culturales ofrecidas por la danza en un mercado competitivo, en aquellos días en que bailaba para entretener a un público que solo la valoraba por ser joven y sexy. El inconveniente con este discurso, acomodado para los abanderados agentes de la justicia social que suelen demonizar el capitalismo desde el privilegio, es que se torna irremediablemente dúctil cuando se coloca a la rubia del showbiz como la empleada que es víctima de un sistema capitalista que la tiene como muñeca de porcelana en vitrina a punto de ser reemplazada por una nueva, negando inútilmente algunas de las ventajas estructurales de los mismos procesos sociales que cuestiona. Anderson, entre otras cosas, ofrece algunos momentos como la bailarina frustrada que anhela redimirse y rechaza la responsabilidad maternofilial para cumplir sus caprichos egoístas. Este registro expresivo de Anderson, capturado por con cierta destreza formal por Coppola en unas cuantas escenas, demuestran, de algún modo, lo que hubiese sido su carrera si no consolidara su estatus en la playa como símbolo sexual en bikinis rojos.
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Título original: The Last Showgirl
Duración: 1 hr. 28 min.
País: Estados Unidos
Director: Gia Coppola
Guion: Kate Gersten
Fotografía: Autumn Durald
Reparto: Pamela Anderson, Kiernan Shipka, Brenda Song, Jamie Lee Curtis, Dave Bautista, Jason Schwartzman
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