Crítica de «Mickey 17»: ciencia ficción regular de Bong Joon-ho

En su nuevo largometraje, el director surcoreano Bong Joon-ho pretende contar una historia de ciencia-ficcion que sea justa a sus conocidas inquietudes sociológicas. 



Mickey 17


En Mickey 17, Bong Joon-ho recupera los rastros de su poética del monstruo para abordar, imagino, algunas de las preocupaciones del tejido social que suele presentar en algunas de sus películas de ciencia-ficción, tras más de seis años de haber sacudido la cultura cinematográfica con el estreno de Parásitos (2019). Se dice que es una adaptación de la novela Mickey7 del autor Edward Ashton, de la que el propio Bong quedó tan impresionado que se dispuso a tomar algunas licencias creativas para modificar muchas de las características de los personajes y el fondo sociopolítico de la historia, aunque, en más de una ocasión, dijo que el guion está basado en su primer borrador y que, además, ninguno de los protagonistas “pretendía reflejar” a ciertas figuras del panorama político de la actualidad estadounidense. Puede que todo esto lo haya afirmado por razones mercadológicas, con la finalidad de no afectar el desempeño de su película ni enfadar a los ejecutivos de Warner Bros. Pictures y de Plan B Entertainment. Aunque, irónicamente, ha sido recibida tibiamente en la taquilla y, de hecho, lo que alcanzo a interpretar en ella me induce a razonar que sí tiene claras alusiones a políticos actuales.

 

Al margen de esto, las más de horas que paso absorbiendo sus imágenes me llevan a pensar lo suficiente como para saber que es una película que demuestra la apuesta de Bong por ofrecer un producto que sea original entre tantas franquicias fatigosas, de una manera bastante similar a las ideas de ciencia-ficción que presenta en El expreso del miedo (2013) y Okja (2017). En su núcleo, Bong ofrece una premisa de ciencia-ficción que interroga con cierta pretensión el capitalismo y la inmigración desde el tropo del doppelgänger, pero, en general, su trama es desmedidamente fragmentaria y casi no se evidencia la pujanza entre tantos personajes caóticos. Su trato bienintencionado despierta sobre mí la ligera sospecha de que el protagonista que interpreta Robert Pattinson es solo una ficha olvidable en un tablero congestionado de varios personajes ocupando las mismas casillas, donde el exceso de otredad aniquila el protagonismo del héroe.

 

Robert Pattinson como Mickey.


El argumento de la película se ambienta en el año 2054 y sigue la odisea de Mickey Barnes (Robert Pattinson), un hombre que ingresa a una colonia espacial para ocupar el puesto de un trabajador desechable que es clonado en una máquina de impresión cada vez que muere con fines de investigación científica, algo que los científicos llaman “Prescindible” dentro de los marcos legalmente establecidos por la ética corporativista; mientras se adapta al entorno hostil de un planeta helado que los colonizadores han bautizado con el nombre de Niflheim y del que, dicho sea de paso, rememora sus experiencias desde las profundidades de una cueva en la que se encuentra atrapado y a punto de ser tragado por unos bichos de procedencia alienígena.

 

Robert Pattinson. Imagen de Warner Bros. Pictures.


En términos generales, la narrativa del guion de Bong estructura el asunto de Mickey sobre aquel viejo elemento del doppelgänger que funciona, entre otras cosas, como un catalizador para impulsar el conflicto central del que parte la motivación del personaje para justificar su existencia diegética cuando narra las circunstancias que atraviesa a través de la voz en off.

 

A modo retrospectivo, la primera mitad muestra el origen del indeciso Mickey alrededor del año 2050 cuando emigra junto a su amigo Timo (Steven Yeun) al lejano planeta en un viaje interestelar de cuatro años, donde se inscribe en el programa de “Prescindible” para dejar de ser perseguido en la Tierra, y después, en 2054, realiza tareas letales con fines científicos antes de que su cadáver quede desechado casi al mismo tiempo en que su nuevo clon adopta los recuerdos restaurados de las muertes previas para continuar la exploración planetaria en la nave; mientras es traicionado por su mejor amigo, es salvado por los extraterrestres en la caverna y mantiene un romance con la agente Nasha (Naomi Ackie) en sus múltiples iteraciones como Mickey. El punto de giro ocurre cuando este Mickey, que es dado por muerto en su versión no. 17, colisiona con el agresivo clon no. 18 de sí mismo que intenta matarlo sin dejar rastro ante la negativa de rotar las tareas en secreto para sobrevivir a las muertes planificadas; poco antes de colapsar por comer carne experimental en la cena del despótico líder de la expedición llamado Kenneth Marshall (Mark Ruffalo) y su esposa Ylfa (Toni Collette), que planean eliminar a los “Múltiples” (clones ilegales) por intereses corporativos.



Mark Ruffalo y Toni Collette.


El problema fundamental, no obstante, es que, a partir de la segunda mitad, la narración pierde el enfoque porque, a menudo, tropieza en una serie de lugares comunes que reducen las acciones de los personajes a mecanismos descriptivos que debilitan su desarrollo en algunas escenas calculadas y son conducidos, inevitablemente, a encontronazos predecibles que remueven cualquier posibilidad de sorpresa de su horizonte situacional. El dilema ético-moral que se posiciona en la superficie del relato le quita profundidad al amplio collage de personajes caricaturescos. De esta manera, no me queda más remedio que permanecer anestesiado con la falta de gancho que observo el arresto de Mickey 17 junto Mickey 18 y Nasha luego del intento de asesinato en la ceremonia pública del empresario fascista; el plan del nefasto Marshall para erradicar a los miles de extraterrestres llamados Creepers, que se hallan fuera de la nave para proteger a uno de los especímenes bebés que han sido secuestrados por los humanos para experimentos científicos; la estrategia de los dos Mickey en la planicie helada para aprovechar el dispositivo de traducción y negociar la devolución del bebé con la madre reina a cambio de prevenir la destrucción de los colonizadores. Casi no se siente el peligro o la acción. Y la abundancia de otredad, amplificada por la ecuación predeterminada por la normativa de los estereotipos woke, elimina la individualidad de Mickey 17 como antihéroe porque todo lo que hace se subordina a la pretenciosa dinámica del grupo hasta delimitar su propia alteridad.



Anamaria Vartolomei


Como deducción, lo que me supongo de esto es que Bong, en su preocupación por los tópicos sociológicos que están de moda en el cine de Hollywood, utiliza las motivaciones de los personajes para elaborar, desde su síntesis discursiva, un comentario soterrado sobre el desempleo, la inmigración y el capitalismo corporativista, pero entendido ahora como las vicisitudes de un sujeto derrotista que, para huir del desempleo traducido como inexperiencia antisocial, decide refugiarse en la inmigración con el objetivo de encontrar un empleo que mejore su condición socioeconómica, incluso si dicho trabajo implica un contrato en el largo plazo con la empresa de un burócrata corporativo en la que recibe un trato deshumanizante a cambio del dinero que este necesita para subsistir.

 

Steven Yeun como Timo.


Esto es específicamente cierto porque, en efecto, Mickey es un hombre conformista que prefiere mantenerse en la zona de confort de un trabajo sencillo para escapar de la miseria, pero que, de igual forma, choca con la dura barrera de un inmigrante que se enfrenta a la imposibilidad de hallar empleo en ninguna parte (luego de ser reemplazado por Mickey 18 es, de nuevo, un “desempleado”). La metáfora sobre la inmigración es, asimismo, extendida como subtexto del neocolonialismo a través del sufrimiento del colectivo de alienígenas que simbolizan a las caravanas de migrantes buenistas. Sin embargo, el texto mostrado por Bong es un poco naíf y sumamente reiterativo en su agenda progresista, sobre todo con las obviedades maniqueas que denuncian las presuntas prácticas malvadas del burócrata que desea expulsar a los migrantes de su “propia tierra”, algo que sirve como representación satírica bastante burda de las políticas migratorias del segundo gobierno del presidente estadounidense Donald Trump.


Lejos de su clase básica sobre migración y transhumanismo, los personajes aquí mostrados por Bong tienen, como bien decía, un desarrollo defectuoso que los vuelve olvidables, pero dos de ellos se destacan por encima de los demás por las actuaciones solventes de sus intérpretes. El primero es, sin dudas, Pattinson cuando emplea su registro expresivo a través del acento, el rostro y los gestos histriónicos para interpretar a dos hombres diametralmente opuestos que se hunden en un abismo de mala suerte antes de lograr la redención en la sociedad, a pesar de que el guion de Bong a menudo castiga su protagonismo para favorecer a otros en los momentos clave. El otro es Ruffalo como el villano perverso que es un megalómano, racista, fanático religioso y supremacista blanco de turno que desecha a los empleados que no son aduladores; en una interpretación que pretende ser una mezcla paródica y acartonada de los rasgos compartidos de algunos políticos republicanos. El resto del reparto, que incluye actuaciones de Yeun y Ackie, solo se desempeña como un relleno innecesario que obstruye el camino de los clones.

 

Los dos Mickey


Esta película, en resumen, hubiese tenido un potencial de franquicia significativo si Bong desbloqueara otras alternativas del barullo del doble y no se preocupara tanto por arrojar a su masa amorfa de personajes a un vacío de situaciones rutinarias al servicio de los compromisos progresistas que predominan en el cine de Hollywood como un nuevo código moral impuesto por la fuerza. Como es de esperar, su estética tiene un par de planos interesantes, vestuario correcto y unos escenarios atmosféricos Darius Khondji que gozan de autenticidad al reproducir la tecnología que adorna los escaparates de su futuro distópico en los interiores de la nave espacial, a pesar de que los efectos especiales del diseño de los extraterrestres lucen un poco descuidados (como si hubiesen sido hechos con un CGI de cuestionable calidad). Pero, desafortunadamente, su fórmula buenista no termina de convencerme porque todo está demasiado colocado en su capa convencional. Se trata, en pocas palabras, de una de las regulares de su filmografía.


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Ficha técnica
Título original: Mickey 17
Año: 2025
Duración: 2 hr. 17 min.
País: Estados Unidos
Director: Bong Joon-ho
Guion: Bong Joon-ho
Música: Jung Jae-il
Fotografía: Darius Khondji
Reparto: Robert Pattinson, Naomi Ackie, Mark Ruffalo, Toni Collette, Anamaria Vartolomei, Steven Yeun
Calificación: 6/10

Tráiler de Mickey 17





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